Esta era una consigna que se cantaba en la manifestación que, a favor de que la Psicología sea considerada como una profesión sanitaria, ha tenido lugar en Oviedo y en otras ciudades españolas. Los españoles deben saber que los psicólogos, reconocidos socialmente como útiles para la salud mental de la población, no pueden hacer ni diagnóstico ni terapia, a no ser que estemos especializados en Psicología Clínica, como tengo la suerte de estar con otros cinco mil en toda España, pero los restantes ¡cincuenta mil! no pueden porque la LOPS (Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, 2003) se lo impide ya que no incluye el título de Psicólogo como profesión sanitaria.
No hay catástrofe o atentado en la que no se nos convoque para ayudar a las víctimas y sus familiares. Las compañías de Seguros piden tener en sus cuadros sanitarios psicólogos para sus clientes. Miles de ciudadanos acuden a psicólogos en demanda de ayuda contra sus cuadros de ansiedad, depresión, estrés, obsesiones, adicciones y diversos trastornos para que les ayuden a salir de su malestar y puedan llevar una vida normal. Muchos pacientes, hartos de tomar fármacos, piden una ayuda psicológica porque los fármacos no les ayudan a cambiar sus pensamientos, sus conductas y su estado emocional.
Afortunadamente logran alivio y es verdad que a veces, “sin pastillas, hacemos maravillas”. En este caso no con la iglesia sino “con la ley hemos topado, amigo Sancho”. Hay miles de profesionales expuestos a ser despedidos y denunciados por ejercer una profesión para la que estudiaron cinco años de universidad, amén de otras miles de horas de formación y práctica. Miles de psicólogos, que no tienen la especialidad en clínica, indefensos y sin saber cuándo acabará esta sinrazón.
Miles ejerciendo exitosamente durante años su labor sanitaria, sabiendo que están fuera de la ley que no les reconoce como profesionales sanitarios. Profesionales que se esfuerzan en conseguir que sus pacientes tengan más y mejor salud mental. Quedan ustedes enterados. Sólo hace falta que el Ministerio de Educación autorice por ley a todos los graduados a hacer un master de dos años para entrenarlos en diagnóstico y terapia, pero así lleva la Administración siete años sin atisbarse el fin y arruinando la carrera de excelentes profesionales. Corran la voz contra esta injusticia.