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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

LA LEY DEL EMBUDO

No se puede negar el avance en la igualdad de mujeres y hombres pero aún queda un gran trecho de camino por recorrer. Lo traigo a colación porque recientemente he conocido a un hombre, casado felizmente, según él, pero que al parecer no tiene inconveniente en tener al mismo tiempo varios contactos “polvorientos” en cuanto le apetece. Cuando le entran las ganas al buen hombre allá se va buscando nuevas satisfacciones y se queda tan fresco, según dice.

Le pregunté al momento ¿y si tu mujer te fuese infiel cómo te sentirías y cómo reaccionarías? No lo dudó un momento y respondió: “Me sentaría como si me pegasen un tiro y si yo me enterase no sé que pasaría”. He aquí un ejemplo escandaloso de la práctica de la archiconocida como la ley del embudo. Y he aquí un ejemplo palpable de la desigualdad existente entre hombres y mujeres. Pero ¿cómo a estas alturas es posible que las mujeres no se puedan permitir esos lujos masculinos sin que suceda nada ni la mujer sea víctima de maltrato o de escarnio si se le ocurre alguna que otra aventura?

Es algo que, a poco que se utilice el sentido común y la racionalidad, no se sostiene y sin embargo se sigue practicando impunemente. No es que las mujeres no se permitan tales atrevimientos o licencias, que se las van permitiendo, pero que no se les ocurra airearlo delante de los hombres porque estaría mal visto. Es como la desigualdad de salarios que ganan las mujeres, con el mismo trabajo. No se entiende. Pero en esta sociedad machista se tolera y nadie pone el grito en el cielo, incluidas muchas mujeres. No existe una protesta vehemente y permanente hasta conseguir la igualdad en estos temas.

O sea, que el hombre sigue siendo todavía, y creo que por mucho tiempo, el rey de la creación o así es como se comporta. Echo de menos en la educación familiar y en la escolar el tratamiento asiduo de ese tema para acelerar el cambio y conseguir acortar el proceso en que la igualdad entre hombres y mujeres en estos dos aspectos importantes sea una realidad más pronto que tarde. La mujer puede ser diferente y lo es fisiológicamente, pero en cuanto al derecho de hacer con su cuerpo lo que quiera, tiene o debe tener el mismo derecho, como en lo del salario. A ver si los varones, que somos todavía los que tenemos la sartén por el mango con el mango incluido, nos vamos enterando y…cambiando..

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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