Si nos dicen, como está
demostrado, que nuestros pensamientos producen cambios bioquímicos cerebrales
y que los pensamientos negativos y repetidos en el tiempo producen unas
sustancias químicas que pueden contribuir a la génesis, mantenimiento y
empeoramiento de ciertas enfermedades y
trastornos ¿qué haríamos?. ¿Seguirlas produciendo pensando en contenidos
adversos mucho tiempo? Me temo que
algunos comenzarían a cambiarlos pero otros muchos, llevados de la inercia y la
dificultad de modificarlos, seguirían repitiendo esos patrones de pensamientos
o cogniciones negativas. Hace falta tener las ideas claras y saber que en efecto los pensamientos
producen cambios no sólo en el cerebro sino
por extensión también en nuestro cuerpo y ello explica muchas
alteraciones. Si los pensamientos son negativos las sustancias liberadas darán
lugar a emociones negativas como la angustia, la ira, el rencor, la ansiedad,
la tristeza, la depresión o cosas parecidas, mientras los pensamientos
positivos producirán sustancias que darán lugar a emociones como la alegría, la
paz interna, el optimismo, la esperanza y la relajación. Sabiendo pues los
efectos adversos que se derivan del pensar negativo nos interesa realizar dos
movimientos mentales como procedimiento. Uno es reducirlos lo más posible en
cuanto a su frecuencia, su duración e intensidad para asi reducir las emociones
tóxicas y el segundo es hacer un gran esfuerzo para cultivar pensamientos
positivos que darán como fruto importantes y saludables beneficios. Es trabajoso
realizar este cambio de tendencia pero altamente ventajoso, sobre todo para los
que se encuentran afectados de enfermedades graves y de graves trastornos que
minan su esperanza y resistencia. Pensar en positivo asegura la salud y la
promueve y nos aleja de la ruina psicológica. Quien se lance a la arena habrá
de mantener una decisión y determinación tenaz que es tanto como decir una
firme decisión de no focalizar su atención sobre lo indeseado sino hacia lo deseable, habrá de hacer el cambio y
mantener la voluntad de tal empeño, vigilarse y en cuanto que compruebe que
tiende a abstraerse e impregnar su conciencia
de ideas perjudiciales cambiar su contenido, imaginando y visualizando el
estado en que quisiera hallarse. No puede haber descanso en esa lucha si se
quiere ganar esa partida.