>

Blogs

Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

¡MUCHAS GRACIAS!

 

Según el principio de
reciprocidad (que todavía funciona en nuestra sociedad, aunque haya bajado
algunos enteros) se debe dar las gracias a quien nos favorece bien sea porque
lo hayamos pedido y, con más razón, sin haberlo solicitado. Es lo menos que se
debe hacer en justicia pero también porque, quien nos complace merece (y en muchos
casos necesita) recibir el reconocimiento a su acción generosa. Todos tenemos
nuestro yo y todo yo necesita que se satisfaga su necesidad de reconocimiento porque
éste sustenta y eleva la autoestima y anima al mismo tiempo a seguir
favoreciendo a otros seres humanos. Somos más proclives a dar las gracias a
quien nos favorece pero no pertenece a nuestra red o círculo social, por una
especie de compromiso hacia el ajeno. Nos parece que siendo familiar o amigo, el
benefactor tiene obligación de favorecernos y tendemos a  olvidarnos de expresarle nuestra gratitud
sentidamente. Es un error, pues tanto merece nuestro agradecimiento el uno como
el otro. La habituación y rutina hacen olvidarnos de los nuestros y por eso no
extraña que haya quien se sienta desolado por falta de respuesta a pesar de su
generosidad. “Muchas gracias” es una expresión que sienta tan bien a todos,  como el sol a la piel en plena playa. Relaja,
nos anima y nos impulsa a seguir ayudando cuando la ocasión lo propicie. Es una
caricia psicológica y las caricias, ya sabemos, son tranquilizantes y
lubricantes para nuestras relaciones personales. En realidad si quien debe dar
gracias no las da o no lo hace con calor y emoción, está también ignorando las
consecuencias que tiene para él mismo, pues es como lanzar un bumerang, que
siempre vuelve a quien lo lanza con aumentada fuerza.  “Muchas gracias” suena también como agradable
música al oído y en lo que se refiere al pecho, a nuestro pecho, nos lo
ensancha. ¿Lo has notado alguna vez en propia carne? Sorprende por qué, siendo
tan agradable y eficiente, se nos olvida tanto dar las gracias, sobre todo a
quienes más nos quieren y por ello nos complacen. O bien ignoramos su fuerza o
pensamos que en nuestras relaciones familiares o amistosas es obligado hacer
favores sin derecho a compensación. A mi mismo me hubiese venido bien leer este
artículo hace años para haberme mostrado más agradecido en algún caso. Mea
culpa. Nunca es tarde. Muchas gracias, lector amigo, por haberme leído. Cumplo
así con el principio de reciprocidad.

 

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


agosto 2011
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031