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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

¡AY LA CONCENTRACIÓN…!

Si  me pongo a escribir
lo que sigue  es para darme ánimos a mi
personalmente y a todos los que andan despistados y acordarme de que tengo que
mejorar en mi concentración. Antes de salir de casa suelo, como hace todo el
mundo, cuidar de mis olores corporales y usar por tanto desodorante. Pero el
dia que esto escribo me ha ocurrido que, en lugar de echar desodorante en mis
axilas ¡usé laca! y sólo cuando el olor me parecía distinto al habitual caí en
la cuenta de mi enorme despiste y me dio por reirme de mi mismo. Menos mal.
¡Qué quieren que les diga! Yo también he caído en la trampa de un enorme
despiste y no es este el primero de la serie. Me dio la risa y me puse como
castigo dejarme a mi mismo en evidencia ante ustedes a ver si de esa forma
aprendo a estar en lo que se celebra. Me consuela que algún lector recuerde en
su caso algún error sonado y sonría al verse reflejado. Mi fracaso me sirve
como excusa para hablar de la concentración, hoy dia muy atacada y  mermada.  Las múltiples tareas y estímulos a los que nos
hallamos enfrentados, junto a las preocupaciones varias que la vida nos presta,
son los grandes culpables de que no estemos en lo que se celebra, de que nos
movamos como ausentes perdiendo contacto con la realidad que tenemos delante de
los ojos y metamos la pata muchas veces. La tensión de la vida, la ansiedad y
el estrés son otros ladrones cómplices de esos fallos frecuentes de atención.
Algunos se preocupan porque su memoria ha perdido la fuerza que antaño
presentaba, pero en realidad no es la memoria la que hemos perdido. Más bien lo
que delatan los despistes es que hemos perdido concentración en lo que hacemos.
No estamos en lo que estamos. Nuestra mente viaja a otros escenarios aunque
estemos con el cuerpo presente allí donde pisamos y viaja también a otros
momentos aunque estemos en el presente. No se preocupen, pues, de sus despistes
y tómenlos a broma a no ser que sean tales y de calibre tal que no den en el
clavo más que un cincuenta o sesenta por ciento de las veces. En ese caso
póngase raudo a aumentarla so pena de sufrir serios fracasos y después
complicarse mentalmente pensando que la demencia se aproxima. Mucho ánimo y a
poner la atención en lo que hacemos, empezando por mi. Todo lo que hay que
hacer es fijarse y coger el desodorante en lugar de la laca. En qué estaría yo pensando…

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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