Parece paradójico que cuanto más progresa la humanidad más disminuye la tendencia a pensar creativamente y sin embargo no es tan contradictorio. A medida que la tecnología audiovisual ha ido avanzando se ha producido un aumento de la pasividad y pereza mental y tendemos a limitarnos a convertirnos en meros elementos receptivos de información, de noticias, de imágenes, de sucesos sin ponernos cuestionar las cosas, a reflexionar, a establecer relaciones, es decir, sin que la actividad de pensamiento creativo, productivo, vaya en aumento. Esa pasividad mental nos empobrece y pone en riesgo de sufrir mayores dosis de deterioro con el paso de la edad por no utilizar intensamente el potencial de nuestro cerebro. Aumenta el cultivo del cuerpo y de su puesta en forma y se abren más gimnasios y se extiende la tendencia a tener un cuerpo en buena forma. Esto resulta esperanzador y estimulante pero no corre paralelo al afán por nuestra puesta en forma mental a base de ejercitar nuestro cerebro discurriendo, analizando, sacando conclusiones, relacionando datos y descubriendo por tanto aspectos de la realidad que tienden a estar en la penumbra y que solo pensando se descubren. El ejercicio del pensar nos fortalece frente al riesgo de deterioro mental que conllevan los años. Es necesario sacudir nuestra pereza mental y pasar a la acción crítica en lugar de convertirnos en receptores pasivos de lo que ocurre en nuestro entorno. El que piensa descubre, crea, saca conclusiones, progresa, se hace más independiente, menos sujeto a ser manipulado, más constructivo, más capaz de transformar su realidad y más crítico. No hay que tener miedo a pensar por si descubrimos aspectos indeseables de nuestra realidad. Los beneficios son mayores que el sufrimiento que lleva esa conciencia. Mas pronto que tarde se pondrá de moda el ejercicio mental y no dejarlo solo al alcance de los filósofos, científicos y sabios. Hay que ejercitar la mente cada día estimulando el pensamiento creativo y crítico, haciéndose preguntas sobre el por qué de lo que vemos y encontrando respuestas. No podemos dejar que sean unos pocos los que piensen por nosotros. Protege tu mente contra la decadencia y contra la manipulación intencionada y no dejes que otros piensen por ti. Rebélate. Pensar creativa y críticamente supone establecer siempre nuevas conexiones neuronales. Contra pereza mental…¡diligencia!