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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

OPOSICIONES

 

Aunque han disminuido con la crisis las convocatorias de oposiciones a todos los cuerpos del estado aún sigue habiendo algunas  y por tanto candidatos a superarlas. No voy a pretender  en unas pocas líneas ofrecer soluciones mágicas para que aquellos que se presentan las aprueben pero quiero contribuir a recordar detalles que a veces pasan desapercibidos y que contribuyen a buenos resultados. Incluso habrá casos en que de un adecuado desempeño, me refiero a las pruebas orales, se derive el éxito o el fracaso. El caso es que además de estudiar, obviamente, los temas y una vez pasadas las pruebas escritas el candidato se la juega en la exposición que realice. No consiste solo en ajustarse al contenido, aunque este es importante por supuesto. La representación que se haga puede inclinar la balanza a favor o en contra, incluso dominando el contenido. Vayamos por partes. Al hacer la exposición oral hay que tener en cuenta que cuanta más velocidad se imprima a las palabras, peor. Dará la sensación de nerviosismo además de no hacerse entender perfectamente. Quien habla muy deprisa se olvida de hacer pausas, necesarias sobre todo cuando se pasa de un apartado a otro muy distinto. Quien no hace pausas da la sensación de monotonía en su exposición con lo que el tribunal se aburrirá más fácilmente y prestará menos atención que si se hacen. No hace pausas quien no se toma el tiempo para respirar, para llenar de aire sus pulmones que le permitan tener fuelle al hablar. Si no se respira bien se agotará enseguida la exposición y dará sensación de agotamiento al final de un párrafo, lo que da mala sensación. Pero es que si no se respira adecuadamente quizás sufra también el volumen y el volumen ha de ser aceptable, ni muy alto ni muy bajo. El muy bajo porque no se le presta atención y el muy alto porque molesta. Quien habla muy bajo dificulta que se le entienda y por tanto pierde interés el receptor, o sea el tribunal calificador. Hay que vocalizar o pronunciar muy bien si se quiere llamar la atención del auditorio. Una mala vocalización redunda en pérdida de fuerza de persuasión o de aparente dominio del tema. El énfasis en aquellas palabras que son clave o importantes como algunos sustantivos y algunas acciones o verbos permite resaltarlas y atraer una vez más la atención sobre el emisor. En fin que la representación es muy importante. Hay personas que saben sus temas al dedillo pero no dan la sensación de ese dominio y pierden más que ganan, hasta el punto de que hay que suspende en un examen por no haber cuidado todas las formas que  una buena comunicación oral supone.  Hay expertos en hacer buen teatro y aunque no sepan casi nada se las arreglan para epatar a
su auditorio. Por tanto lo mejor es dominar el contenido y la expresión teatral
para salir airoso.

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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