Dicen los entendidos que si te encuentras frente a frene con un oso polar lo mejor que puedes hacer para mantener tu integridad física es no moverte nada (?). También con los seres humanos que se dejan llevar de sus impulsos agresivos y pierden el control con mucha facilidad viene bien esta recomendación de mantenerse quieto y tranquilo, cuando se vuelven energúmenos. Si quieres que la escalada de violencia vaya en aumento y poner en peligro hasta tu integridad física o que el encuentro acabe como el rosario de la aurora lo que tienes que hacer es contraatacarle verbalmente, alterándote también tú, herido en tu amor propio. Sin embargo si cuando el otro pierde las maneras y se pone furioso, eres capaz de tener el temple suficiente como para calmarte y dejar que se explaye, ese fuego inicial se irá aplacando y todo quedará en susto, una vez desahogado el individuo, salvo si quien se excita no tiene bien estabilizado su cerebro y su salud mental en cuyo caso puede ocurrir de todo. En los casos en que un hombre nervioso y alterado va al volante, esto tiene especial relevancia, pues cualquier provocación puede acabar en un disgusto, pero no sólo en estas ocasiones sino en otras también puede perder los nervios. La ira, al encenderse, es como la hierba seca. Arde en cuanto la prendes y si sopla el viento, el fuego se enfurece. En estos tiempos actuales hay personas muy sensibles y proclives a sentirse atacados aunque no haya motivos suficientes. Si te coge desprevenido y contestas, le estás dando a esa persona lo que necesita para justificar su rabia, su resentimiento y su explosión. Muchos andan con la rabia llena hasta rebosar y cargada a las espaldas dispuestos a volcarla a la mínima provocación y lo harán con quien sea, aunque ese no sea el culpable de su frustración personal. Por tanto, mucha calma. Es preferible dejar que piense que ha ganado la batalla a que le des oportunidad de desplegar toda su ira contra ti, sin saber cómo puede terminar ese encuentro. Si no entras al trapo, quizás le hagas pensar en su reacción. Si entras, probablemente ni vaya a plantearse lo absurdo e inconveniente de su explosión inadecuada. Recuerda que hay seres humanos más agresivos que los osos polares. Otros prefieren entrar al trapo pero ese es su problema.