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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

MALDITA CULPA IRRACIONAL

 

Me da una inmensa pena conocer a excelentes personas que  pusieron cuanto estaba de su parte en hacer bien las cosas, con la mejor de las intenciones, en sus relaciones familiares y amistosas y cuando el resultado fue negativo o nefasto, cuando los resultados obtenidos no eran los deseables o esperados se apoderó de ellos un sentimiento de culpa destructivo. A esas personas el remordimiento que les entra por haberse equivocado o fallado aunque no fuese con intención les carcome las entrañas y les encoge el alma. La culpa se introduce por todas las rendijas de su ser y va causando estragos a su paso. Tanto mayores estragos cuando más permanente es la emoción y cuando más intensa. El sentimiento de pesar aumenta en la misma medida en que ven que ya es tarde para revertir el orden de las cosas y de dar marcha atrás. Todos ellos presentan signos externos de repliegue del cuerpo porque la culpa encoge el organismos igual que ciertas prendas al lavarse. No dejan de darse golpes en el pecho o expresar sus lamentos por algo que no hicieron pero que tenían conciencia de la necesidad de hacerlo. La ansiedad que va aneja a la culpa les sume en un estado de desazón que tiende a perpetuarse y la desazón les deshace por dentro y les desfigura el reflejándose la  infelicidad en un gesto de dolor y de pena. Hay que decirlo alto y claro. Si uno hizo lo que estuvo en su mano buenamente por sus hijos, su pareja o su amigo y lo hizo con intención de ayudarles, no sabiendo que podrían hacerlo de otra forma, desde ese mismo instante hay que dejar de sentirse culpable y pagar la factura en forma de ese terrible sufrimiento. Si no hubo intención de hacerles daño, sobre la culpa entera. Solo si hubo intención debe uno arrepentirse y ponerle remedio si se puede. Si no, la culpa a la basura. Y si por casualidad además de sentirla producida por ellos mismos se da la circunstancia de que alguien atiza ese fuego desde fuera, sin justificación, lo mismo, hacer oídos sordos y tirarla a la basura. Si uno hace con sana intención las cosas la culpa no procede y si se instala en uno debe ser arrancada. ¿Por qué? Porque uno no la tiene. Y porque sus consecuencias son peores que una tormenta de granizo. ¿Puedo gritarlo pero más claro no puedo expresarlo, me faltarían palabras.

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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