Ya que estamos en un blog como este viene a cuento orientar a los posibles usuarios de los servicios psicológicos, cuando estos tienen que buscar ayuda terapéutica, sobre distintos aspectos que conviene tener claros de antemano, sobre todo, si hay que pagar por el servicio.
En primer lugar usted tiene derecho a saber en qué va a consistir el tipo de terapia que le han de aplicar o cómo trabajará el profesional con usted, pues todas las terapias no son iguales. Pida siempre aclaraciones para poder decidir con conocimiento de causa y convencido de que ese plan de trabajo le interesa.
Pregunte cuanto tiempo aproximado estima el profesional que durará el tratamiento. Cuantas sesiones y cuanto le costará cada sesión para hacer bien sus cuentas. No espere a que pasen las semanas o los meses.
De ordinario un profesional experto no necesitará emplear varias sesiones y entrevistas para saber lo que le ocurre. Por eso el profesional debe saber y explicarle, en las primeras dos o tres sesiones cual es su problema (diagnóstico), cómo evolucionará su caso (pronóstico), en qué va a consistir el tratamiento y qué resultado se espera. Todo profesional debe inspirarnos confianza por su autoridad científica y profesional.
Si usted busca la ayuda y va muy motivado el resultado será mejor y más rápido. Si va porque otros se lo dicen o aconsejan, pero usted no está por la labor, no pierda el tiempo acudiendo. A no ser que acuda a ver si le convence la ayuda que le ofrezcan.
Son importantes las sesiones de terapia y su desarrollo pero el profesional tiene que darle tareas o ejercicios que deberá cumplir y aplicar entre sesiones para ver el progreso. Si no hay trabajo que hacer en esos intervalos, no se puede avanzar satisfactoriamente, pues de lo que se trata en toda terapia es de cambiar y no se cambia solo porque le expliquen su caso, su problema, su trastorno y sus errores. Si duda de la utilidad de los ejercicios pida que se las aclaren.
Hay terapias que consisten en que usted hable y hable, sesión tras sesión, de aquello que siente, piensa o hace, pero habrá de saber que esa terapia no es tan eficaz ni rápida como la de recibir pautas y orientaciones que le ayuden a cambiar a encontrar alivio, a medida que las aplica.
No se corte y dígale al profesional cuales son sus dudas respecto al tratamiento, si las tiene, y respecto a su eficacia. Vale más preguntar que quedar con la duda.
No espere nunca a que pasen semanas o meses sin notar el progreso. Este puede y debe experimentarse poco a poco a las dos o tres semanas como mucho, aunque luego le lleve más tiempo su consolidación.
Recuerde que cambiar de forma de pensar respecto a algunas cosas de la vida lleva tiempo pero “empezar a cambiar” su estilo de vida y forma de actuar no lleva casi nada.
Hay que ser asertivos y no temer preguntar lo que no se sabe. Vale más enterarse al principio que luego quemarse constatando que se ha perdido un tiempo precioso. El verdadero profesional no tendrá inconveniente en informarle como usted se merece. Es todo.