En realidad es un secreto a voces, porque aunque esté fundamentado en los principios de la Psicología Social, pertenece de lleno al terreno del sentido común o de la lógica. Me refiero a que las relaciones interpersonales son funcionales, es decir, que cuando te relacionas con otro tú estás en función de él/ella y viceversa. Si él escucha es porque tu le hablas, si te molestas con él es porque te ha reñido, fallado, insultado, herido, etc. Si le felicitas el otro reaccionará con agrado. Si te ayuda te sentirás agradecido y si le agradeces se sentirá contento. Si le castigas se sentirá ofendido y si le ignoras se sentirá apartado. Si te paga por tus servicios te sentirás justamente tratado y si te apoya te sentirás seguro. Basta de ejemplos, pero son suficientes para constatar que según te relaciones con los demás o les trates así te tratarán en líneas generales, aunque, como en todas las leyes, siempre existen excepciones. ¿Eso qué significa? Que no es imprescindible, aunque sea deseable, que el otro cambie porque caiga en la cuenta de la necesidad de hacerlo. Si eso ocurre, fantástico. Pero si no, se le puede hacer cambiar cambiando tú tus estrategias o abordaje. En efector, si analizas cómo tratas a alguien, y no te da buen resultado, lo que tienes que hacer es modificar cómo le tratas, lo que le dices, cuando y sobre todo cómo se lo dices o qué formas utilizas en la relación interpersonal. Simplemente modificando algunos comportamientos tuyos con él o ella verás cómo le influye y cambia de algún modo. Él puede tratar de hacerte daño, por ejemplo, pero si tú le ignoras o te resbalan sus palabras y nota que no tienen efectos sus intentos probablemente acabe por cansarse si persistes en la ignorancia o la impermeabilización. Verá que no es efectivo y cambiará. Es decir, que el secreto está en saber que las relaciones son funcionales o recíprocas y en gestionar los cambios uno mismo para lograr influir en la dirección que deseamos. Pensamos que es el otro el que tiene que cambiar de motu propio no usamos el poder indirecto que tenemos y sin embargo eso funciona. Lo aseguro. Hay una técnica que no suele fallar, salvo con gente complicada y difícil. Tratar a las personas bien, dejando en su retina buenas vibraciones que permitan reaccionar hacia ti de forma positiva.