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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

SERVICIO NON STOP

 

Igual que hay gente experta en quitarse pesos y obligaciones personales de encima y cargarlos en las espaladas ajenas que se dejen, los hay que por su forma de ser o su perfil se dedican a cargar sobre sus hombros lo que les corresponde y lo que corresponde a otros. Y así les luce el pelo. Estos además de acostumbrar a los demás mal, muy mal, y a transmitir el mensaje de que están al servicio de los demás veinticinco horas diarias, acaban agotados, cuando no exhaustos e incluso deprimidos por el agotamiento de tanto aguantar su propia vela y las velas ajenas. No solo es que no son asertivos y no saben por ello decir que no a las solicitudes o imposiciones de otros sino que incluso se adelantan a descubrir y después satisfacer las necesidades que notan que otros tienen. LLega un momento en que no necesitan que otros les pidan favores, es que ya se adelantan ellos y se disponen a hacerlos antes de que los otros se los pidan. Todos estos son tontos en el sentido más cariñoso y popular del término. Tontos en el sentido de escasez de inteligencia no para las matemáticas o lengua o para resolver muchos problemas sino para librarse de cargas que no les corresponden. Otra cosa es que estén encantados de actuar de esa manera y no se quejen. Se puede ser hábil socialmente y saber relacionarse bien en el sentido de ganarse a la gente, pero en cuanto uno tiene que agradar en exceso indica cierto deficit en esa inteligencia social  siendo el indicador de la escasez en la misma el hecho de que al final terminan asumiendo cargas y obligaciones que no les pertenecen.  Por tanto lo que procede hacer no es dejar de hacer favores, por supuesto, y ayudar a las gente, sino dosificar la entrega y, sobre todo, no ponerse a tiro de los que siempre están dispuestos a colgarse medallas sin dar golpe, pero dando a entender que hacen todo o más de lo que les corresponde. Los que para sentirse queridos y valorados tienden a complacer a los demás no se dan cuenta de que complacer en exceso conduce precisamente a que acaben por faltarles al respeto, amén de utilizarlos. Facilitar las cosas, sí, por supuesto. Hacer las cosas por los demás y por sistema, no parece adecuado, desde el punto de vista de la salud mental.

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


abril 2013
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