Cada vez son más las voces que se alzan defendiendo que no se pueden tratar los trastornos psicológicos como si fuesen originados por alteraciones biológicas de nuestro organismo, aplicando con ello el modelo biomédico que defiende ese origen en las enfermedades. Los que más críticos se han mostrado con ello han sido los psicólogos ingleses, gracias a lo cual el gobierno ha ido introduciendo un mayor número de psicólogos en la Seguridad Social de su país. Después han seguido los americanos que protestan por la existencia de su manual DSM-V, de los trastornos mentales, abogando muchos de ellos por su eliminación, pues está basado en el mismo paradigma o modelo. Y así se irán sumando otros muchos afortunadamente. ¿Qué quiere decir esta postura y qué consecuencias puede tener en la práctica clínica? Lo que quiere decir es que los trastornos psicológicos son una consecuencia o producto de varias causas, entre las que se citan las sociales (familiares, etc.) las laborales, las psicológicas y también las biológicas. Por ello consideran que el tratamiento mejor no debe ser el actualmente vigente y extendido a base de fármacos sino un tratamiento multidisciplinar y sobre todo la terapia psicológica y en concreto la de orientación cognitivo-conductual que defiende que modificando los comportamientos y los patrones de pensamiento y actitudes se logran sensibles mejoras en el corto, medio y largo plazo sin necesidad de exponerse a efectos secundarios indeseables. Se lucha por tanto para que los pacientes no reciban en primera instancia únicamente los fármacos sino la terapia sobre todo y en casos de mayor gravedad y necesidad también los fármacos. Hasta algunos psiquiatras, colectivo siempre inclinado por intereses profesionales hacia la terapia farmacológica, alzan sus voces en contra el modelo farmacológico sabedores de su poca eficacia y de sus efectos secundarios. Pero la resistencia a reducir el consumo de psicofármacos es grande porque las multinacionales de farmacia están detrás de todo este negocio. Por eso lo mejor es acudir al psicólogo, preferiblemente de orientación cognitivo-conductual, y realizar una terapia psicológica que les alivie sin crear en ellos dependencia de los fármacos. Lo que ocurre es que meter cientos de profesionales psicólogos especialistas en Psicología Clínica al gobierno le parece un gasto enorme, cuando en realidad en el medio y largo plazo el estado se ahorraría cantidad de millones. Bueno, al menos por mi parte contribuyo a que quede claro donde están las ventajas y donde los inconvenientes en lo que se refiere al tratamiento de los trastornos psicológicos.
Publicado en facebook, Miguel Silveira (Psicólogo) y en www.miguelsilveira.com