Lo común a los peores momentos por los que atravesamos en la vida es la carga de angustia que invade nuestro ánimo, porque parece que la desgracia ha entrado por la puerta y amenaza con desestabilizarnos. Parece razonable, y lo es, sentirnos angustiados, desbordados incluso, así como perder el sueño, la tranquilidad, el equilibrio y que la incertidumbre nos impregne. Parece completamente razonable tener reacciones de hundimiento. Si, además, la adversidad nos encuentra vulnerables, debilitados o faltos de energía, más razonable aún parece y es que nos desmoronemos o perdamos el control de nuestras emociones y reacciones. Puede incluso ocurrir que no dispongamos de ayuda suficiente o de ninguna ayuda para salir del paso. Por tanto puede haber razones varias y suficientes para explicar lógicamente que estemos incluso destrozados. Pero es que las razones, compañeros, no deberían servirnos como excusa real para desistir de luchar con uñas y con dientes en pro de resolver o remontar la situación por adversa que pueda presentarse. Es en último término en nuestra actitud donde reside la clave final para reaccionar contra viento y marea. Es en nosotros y en nuestra determinación de salir adelante donde radica finalmente la clave para que cualquier problema, cualquier problema digo, no de con nuestros huesos en la tierra. Si el individuo, que es en último término quien tiene que sobrevivir y continuar, se rinde, la esperanza desaparece del horizonte. Por eso, a pesar de la gravedad del contratiempo, no debería permitirse el desmoronamiento personal. Pero es que además hay buenas noticias que olvidamos: que no siempre, pero sí una aplastante mayoría de las veces, el resultado negativo o no se da o no es exactamente igual ni en la medida que lo habíamos imaginado. Haz revisión y si has tenido momentos adversos eso es precisamente lo que te ha sucedido. Por todo ello, nunca deberíamos quedar completamente hundidos. Lo escribo porque muchos hoy dia se encuentran en esta situación por diferentes causas. Lo escribo por si a alguno le sirve para no perder el control sobre su vida.