Me veo moralmente obligado a escribir en estas fechas sobre la soledad que mucha gente experimenta y que le produce una tremenda ansiedad, depresión y tristeza. El mito que se ha ido edificando es que en las Navidades todas las familias se deben reunir en amor y compañía y disfrutar unos de otros regado todo ello con cava y salpicadas con hermosos regalos. Es cierto, amigos, pero no totalmente ni muchísimo menos, antes muy al contrario hay familias que parece que aprovechan esas fechas para alimentar el conflicto al coincidir en cenas o en comidas, unos porque los padres se empeñan en juntarlos contra su voluntad y otros porque aprovechan para sacar los trapos sucios al verse todos juntos. No es oro todo lo que reluce, aunque en efecto sería muy deseable poder disfrutar de la familia al menos en esas fechas. En la medida en que ese mito lo tengan presente las personas que están solas o tienen la familia alejada o en las que las relaciones están deterioradas parece que es una tragedia no juntarse, sobre todo la noche de Nochebuena y se sienten deprimidos al compararse con los demás, que supuestamente son felices. Viven también la ausencia de sus seres queridos como una maldición y mala suerte. A todos ellos les recomendaría que decidiesen amortiguar su pena desmitificando mentalmente las fechas y despojándolas de tan trascendente significado, dejando de compararse y tratando de vivirlas de la mejor manera como si de otras fechas neutras se tratase. Si focalizan su atención en la ausencia o la carencia de bienes y de afectos, ciertamente tal negatividad les minará esas fechas. Si desvían la atención y viven de la mejor manera dentro de su situación y posibilidades no digo que no sufran, porque hay muchos estímulos que recuerdan el mito, pero su dolor se verá reducido. La depresión y la tristeza son estados emocionales que tienen relación directa con el estado mental en que nos encontremos, con el foco donde colocamos nuestra atención y conciencia. Todo el sufrimiento no podrán evitarlo pero si reducirlo en buena parte. Lo suyo es vivir la vida que uno tiene y le ha tocado en cada momento de la mejor manera dentro de lo posible y de uno depende en gran medida sufrir de manera indecible o sufrir solo lo imprescindible. ¿Que es difícil? Lo sé, por experiencia, ya que perdí a mi madre la víspera de una Nochebuena, pero es posible, amigos. Recuerdo una vez más lo de Epicteto: “Lo importante no es lo que nos sucede sino la actitud que tomemos ante ello”.