No hace falta ser un entendido ni un experto para darse cuenta de que lo que abunda en nuestras relaciones personales, familiares, laborales y en casi todas las relaciones sociales son las formas inadecuadas manifestadas casi todas ellas en forma de malas caras, críticas, quejas, frases inadecuadas, amenazas, abusos, descortesías, mala educación, escasez de respeto, trato desconsiderado y falta de delicadeza. Si esto es lo que mas se nota será por tanto cierto que existe una necesidad de recibir buen trato y buenas formas, es decir de conductas prosociales en todos los ámbitos. Es por eso que el llamado refuerzo social, pese a que a muchos les parece que conduce a un excesiva melosidad de las relaciones, tiene una eficacia importante y actúa como un linimento de las molestias que las malas relaciones sociales producen. Todo lo que sea favorecer las reacciones favorables de las personas hacia las necesidades, exigencias y obligaciones ciudadanas a todos los niveles es poco. No conozco a nadie que le guste que le traten con falta de consideración, que le ignoren, que le desprecien, le discriminen o le traten mal. A todos por el contrario nos agrada, aunque no lo practiquemos, que se nos trate bien, lo que nos hace sentirnos mejor y suele arrancar de nosotros respuestas a su vez positivas o favorables a la convivencia. A todos o casi todos nos agrada que nos acaricien psicológicamente. Como esa es una necesidad palpable y las necesidades piden ser satisfechas, sería recomendable tenerlo en cuenta. De esa forma los jefes se esforzarían en tratar bien a sus subordinados sin que eso implicase perder autoridad, las parejas se llevarían mejor, los hijos tendrían una mejor imagen de sus padres, y los ciudadanos no nos moveríamos con las sensación de que en cualquier momento vamos a sentirnos perjudicados en cuanto usuarios, clientes, empleados, vecinos, peatones, compañeros o colegas. Resaltar de vez en cuando lo positivo que nos hacen o hacen otros, dar las gracias, felicitar o dar la enhorabuena, tratar con amabilidad y con sonrisa, pedir disculpas o perdón, invitar, regalar o cosas parecidas, todas estas acciones van cargadas de magia y por ello producen efectos mágicos a corto o largo plazo muchas veces y siempre efectos positivos. Hay una regla básica en esta vida: que lo que es abundante y negativo debería reducirse y lo que es bueno y escaso deberia aumentarse. Y el refuerzo social no es precisamente un bien que abunde o se practique en exceso. Por tanto…