Qué manía con querer escapar de la realidad que tenemos delante, a nuestro alrededor. Qué afán desmedido de evadirnos a otros momentos pasados buenos o malos y futuros. Qué tendencia tan acentuada a preocuparnos, es decir a anticipar futuros inconvenientes, problemas o desastres. Qué hábito tan inveterad tenemos de surfear mentalmente por otros escenarios irreales posibles, futuribles, subjuntivos. Si yo fuese más joven…si viviese en otros lugar…si hubiera o hubiese aprovechado el tiempo… si hubiese estudiado tal carrera…si no me hubiese casado o me hubiese casado…si trabajase en otra empresa…si este pais fuese distinto…si no hubiera crisis…si tuviese más dinero o más ganas o más amigos o una mejor familia…o una casa en la aldea o si no me hubiese equivocado o tomado otra decisión….bla, bla,bla. Si yo tuviese ruedas, pedales y manillar…sería ¡una bicicleta! pero soy lo que soy, un ser humano inserto en el presente y en mis circunstancias actuales, en mi trabajo o en mi paro, con mi salud actual, solo o con familia. Esa tendencia a querer encontrar en otros momentos o escenarios el bienestar es una buena forma de perder sentido del realismo y de la responsabilidad. Lo interesante y procedente es saber sacar partido a lo que tenemos entre manos en cada momento y circunstancia. Lo que existe es lo presente, lo que tenemos, no lo que podríamos tener o haber tenido, lo que somos, donde estamos, donde vivimos, lo que experimentamos, lo que sabemos, lo que trabajamos. No podemos elegir siempre la gente con la que trabajamos o nos encontramos. Con esas gentes, ese yo, esas circunstancias, situaciones, espacio, tiempo, ocupación, posesiones o carencias. Eso es lo que hay que aprovechar de la mejor manera para sentirnos centrados. Lo otro, el “si yo fuera o fuese”, es la dislocación, la desubicación, la deslocalización mental y la diarrea mental. Y eso, a decir verdad, no es práctico, no es útil y es la mejor manera de vivir sin vivir. Somos lo que somos, vivimos donde vivimos y en la época que vivimos y desde esa aceptación inteligente sí podemos aspirar o soñar, pero partiendo de aceptar esa base. Lo otro son ganas de complicarnos la existencia y de huir del presente y de estas latitudes