Se dice que hacen falta al menos diez mil horas de práctica de una habilidad para poder tener relevancia internacional. Lo que no exime de seguir practicando otras miles de horas para mantenerse en el nivel top.
Para poder medio dominar una cualquiera a nivel de usuario experto harían falta unas tres a cuatro mil horas, dependiendo de la dificultad de tal habilidad.
Todo esto naturalmente se traduce en horas de práctica diaria desde el momento en que uno decide ser hábil satisfactoriamente y ganarse la vida con ello.
Esto quiere decir que el secreto está esencialmente en practicar y practicar y volver a practicar con perseverancia, a pesar de que habrá momentos de bajón, como todo en la vida.
Quiere esto decir que cualquier persona que decida ser suficientemente competente en cualquier área, salvo en las artes como la música, la pintura y la escultura, sobre todo, donde es necesario nacer ya con talento para ello, necesita tenerlo claro de antemano y ponerse a ello con denuedo y dedicación. Y seguro que el éxito, entendiendo por tal ese dominio de la habilidad, llegará con seguridad. Nada se nos regala en este sentido. Para ello basta tener claro a qué destreza o habilidad ha de dedicar uno su tiempo con tenacidad y desearlo ardientemente.
Luego viene el esfuerzo aplicado en consonancia. Nadie puede ser un experto de la noche a la mañana, incluso disponiendo de padrinos o ayudas que quieran facilitarlo en un tiempo record.
La buena noticia es que, en cuanto uno lo descubre sabe y lo decide, se acaba consiguiendo el objetivo con un esfuerzo sostenido. Es bueno saberlo siempre y sobre todo en estos tiempos en que parece que solo los genios nacidos como tales tienen éxito. En absoluto. Muchos genios se hacen a base de practicar y practicar con tenacidad. Ayuda saberlo a quienes creen que es imposible para ellos. El que algo quiere algo le cuesta y el que mucho quiere, mucho le costará. Pero ¡es posible!