¿HAS HECHO EL TESTAMENTO?
No es que el testamento asegure la paz entre los herederos, pero evita alguno o muchos conflictos, con el consiguiente desgaste de las relaciones familiares.
Hacer el testamento, sobretodo si hay varios herederos, evitará en Hacienda dolores de cabeza pero, sobre todo, saber cada cual a qué atenerse al tener que respetar la voluntad del fallecido.
Sabiendo que muchos herederos de lo que están pendientes es de aquello de “cómo queda lo mío” y lo de los demás no les importa, sabiendo que la avaricia, habiendo beneficio de por medio, se apodera de muchos hasta extremos insospechados, lo mejor es adelantarse y dejar por escrito, preferentemente ante notario, nuestra voluntad de cómo sea el reparto, procurando por cierto (cada cual que opine como quiera) que quien más se volcó en el cuidado del repartidor debería ser en justicia más beneficiado que aquellos que nunca aparecieron en escena y no se molestaron.
Hacer el testamento no es llamar a la muerte por hacerlo, a no ser que el testador sea supersticioso. Es signo de inteligencia y buena previsión para lo que se avecine, una vez fallecidos. Y aunque después de muertos no nos alterará jamás el ánimo, si surgen los conflictos, poco trabajo cuesta dejar sembrado algo de alivio, que lo agradecerán los agraciados.
Lleva solo unos minutos delante del notario y un más que módico precio, si tenemos en cuenta el dolor evitado y las guerras entre los herederos.
Ah, y no es definitivo, pues se puede cambiar, si se prefiere, en función de cómo vayan evolucionando los acontecimientos.
Por si alguien tiene dudas mi pareja y yo ya lo firmamos en cuanto tuvimos algunos bienes y quedamos tranquilos. Como quiera que uno no sabe a ciencia cierta cuanto llegará el final de su existencia, poco trabajo cuesta despacharlo cuanto antes. Quizás luego sea tarde haberlo dejado por pereza o porque uno piensa que vivirá todavía unos pocos de años.