>

Blogs

Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

QUÉ HACER CUANDO TE SIENTES CULPABLE

El sentimiento de culpa admite tres modalidades.
La primera es no sentirse culpable, aunque se haya hecho daño a alguien a sabiendas o intencionadamente. Este sentimiento está ausente en los psicópatas, que sabiendo la intencionalidad del perjuicio causado no se sienten culpables. En este caso de nada sirve decirles que pidan perdón al ofendido. Lo rechazarán siempre de plano. Nada se puede hacer.
La segunda es sentirse culpable aun no habiendo tenido intencionalidad de hacer mal. Simplemente se trata de errores cometidos contra alguien sin saber que se derivaba un daño o no queriendo hacerlo. En este caso, aunque estrictamente no hubo mala intención sino simplemente un error sin advertir las consecuencias, los que se sienten culpables pueden pedir perdón o disculpas, si les hace sentirse aliviados. Es una forma de quedarse tranquilos e incluso si intentan resarcir del daño involuntario hacen bien, si con ello queda su conciencia más tranquila. En estos casos, repito, se trata de errores cometidos, pero que en el momento de cometerlos no se veían las consecuencias negativas que para el ofendido iban a derivarse. De ordinario, cuando se cometen errores uno no tiene voluntad de causar daño. Otra cosa distinta es que con el tiempo se vea que lo causó. Pero no había intención en el protagonista del error.
La tercera es la de aquellos que han causado daño a sabiendas e intencionadamente buscando el sufrimiento. Hay cierto ensañamiento, bien sea por odio, venganza o algo parecido. Tienden a justificar su mala acción. En este caso el infractor debería sentirse culpable (lo esperado es que no se sienta así) y por tanto pagar por el delito, resarcir al ofendido por el daño causado, sobre todo, si aún está a tiempo de compensar al otro por ello.
En todo caso pedir perdón, como mínimo y compensar por el daño es una receta que causa bienestar, alivio y descanso moral y psicológico en quien lo intenta. Y eso ya es suficiente, sobre todo para los que sienten mal por su equivocada acción. Y además se sigue como efecto que el ofendido también se siente aliviado y se crean en él o ella buenas vibraciones hacia el causante. Hay pues doble beneficio y eso repercute en la buena respuesta del dañado.
Por tanto pedir perdón es siempre aconsejable. Lo que no es aconsejable es flagelarse y torturarse, sobre todo si no hubo mala intención, lo que constituye la mayor parte de los casos. La gente en general es mejor moralmente de lo que parece.

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


julio 2022
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031