Aprovechando que es el último día de agosto hablemos del “síndrome post vacacional”. No sé quien tuvo la idea de llamar “síndrome” a la vuelta de vacaciones pero creo que se pasó de frenada, aunque la expresión ha triunfado.
Si nos atenemos a la definición esto dice el diccionario:
“Conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad o de un cuadro patológico determinado provocado, en ocasiones, por la concurrencia de mas de una enfermedad”. Horror.
Sinceramente no creo que la vuelta de vacaciones sea un cuadro que indique patología o enfermedad alguna. Si así fuese sería muy grave y nunca convendría coger vacaciones en agosto!
Por tanto creo que es bastante exagerado llamarlo así. Claro, que si creamos el síndrome así podremos defender que debe existir un remedio para esa patología. Es lo que hacen la multinacionales farmacéuticas. Primero se inventan el trastorno o el síndrome y así justifican tomar el medicamento apropiado. El negocio es el negocio.
Estoy de acuerdo en que venir de un periodo de descanso vacacional donde supuestamente hemos desconectado de nuestro trabajo y quehacer cotidiano con sus muchos asuntos es un poco molesto, porque supone una readaptación a lo que dejamos días antes y ahora nos espera de nuevo.
Sobre todo si la vuelta coincide con época de reanudación del curso en los colegios, o el curso en general y sobre todo si el trabajo que uno realiza es una carga que se limita a soportar. En esos casos la vuelta supone una molestia y un incordio, un cierto rechazo, como es lógico.
Pero esa molestia no debería durar más de un par de días o tres a lo sumo, pero enseguida el cuerpo y la mente se adaptan a lo que hay y uno entra en el modo rutina.
Todo cambio, si es para peor, supone resistencia pero forma parte de la proceso de vida habitual.
En todo caso lo mejor es tomar la vuelta como algo natural, esperado, nada nuevo y más pronto que tarde notaremos que el sueño y el humor se regulan y aquí no pasa nada. Pero hacer de la vuelta de agosto a septiembre un síndrome parece a toda vista demasiado. El caso es que todo el mundo, incluidos los medios, hablan con naturalidad del “síndrome post vacacional” y se quedan tan panchos. Hay síndromes mucho más graves y los vamos soportando.
Feliz regreso, quien regrese, porque muchos ni tienen vacaciones en agosto y, si las tienen, no duran todo el mes.