No lo digo yo. Esta frase se la oí decir a Arturo Pérez Reverte y si lo miras desde el punto de vista de que fue muchos años reportero de guerra se entenderÍa perfectamente la frase, pero no lo decía refiriéndose solo a eso. Decía que estamos expuestos a muchos peligros constantemente. No solo a que nos ataquen, asalten o agredan a la vuelta de algunas esquinas, que también, sino que los peligros nos rodean y conviene estar atentos.
Dentro de esa categoría de mundo peligroso podemos incluir las infidelidades, los encontronazos familiares, en los lugares de trabajo, en las relaciones con los demás. Se refiere a los abusos físicos, psicológicos, morales, sexuales y de todo tipo que frecuentemente podemos sufrir, pues hay bastante maltratadores/as agazapados al paso del camino y surgen donde menos los esperas. Se refiere a los fallos cometidos por otros que pueden afectarnos, perdiendo ya sea un trabajo, unos derechos, unos beneficios, o sufriendo zancadillas o accidentes, etc. etc.
Coincido plenamente con él en esa afirmación y no lo hago, como no lo hacía él cuando lo dijo, para situarnos en una mentalidad paranoica y obsesiva sino para estar bien preparados siempre para saber sortear esos peligros y si nos llegan saber librarnos de sus efectos en la medida de lo posible. No es que este mundo sea inhabitable pero tenemos que estar atentos y preparados para afrontar tanto riesgo.
Por eso es conveniente aprender, observar y fijarse constantemente en los demás y con los que tratamos, sean cercanos o ajenos. Conviene estar bien informados, conviene adelantarse a ciertos acontecimientos o estar prevenidos. Eso nos ayudara a reducir, que no evitar completamente, la probabilidad de vernos afectados por muchos de esos peligros.
El mundo es peligroso, sí, pero también apasionante. No es un canto al pesimismo sino una advertencia sabia que nos vendrá muy bien tenerlo presente sin caer en la desesperanza ni el desánimo. Forma parte de la vida y del mundo, pero no todo ni solo son peligros.
Viene bien descubrir potenciales enemigos, de dentro y de fuera para poder zafarse en lo posible de sus acciones.
Me queda una pregunta: ¿Somos también peligrosos para nosotros mismos? Por supuesto. También tenemos que entendernos y evitar atacarnos de muchas maneras. A pesar de todo es apasionante vivir y salir adelante.
Así que, sí, este mundo es peligroso pero no insoportable ni inhabitable.