Sí amigos. Es una buena noticia para tenerla en cuenta. La solución no es nueva ni mucho menos, pero conviene conocerla para ponerla en práctica, si os interesa.
A todos nos gustaría poder cambiar nuestro estado emocional, sobre todo cuando este está perturbado por emociones negativas del estilo de los celos, la ira, la rabia el odio, la envidia, la tristeza, el miedo,
etc. etc. Nos gustaría pero muchos no saben cómo hacerlo o si lo saben no les es fácil aplicarlo.
Por supuesto no es fácil. Es tanto más difícil cuanto más enraizada, frecuente e intensa sea la emoción. Pero la buena noticia es que es posible cambiarlas. Que sea difícil no es ningún terrible problema. Hay muchas cosas difíciles en la vida pero con voluntad y práctica se puede conseguir, ¿verdad?
Vamos a ello.
Las emociones no se pueden cambiar directamente salvo mediante sustancias o drogas, pero no es aconsejable ese método por las implicaciones o efectos secundarios derivados. A veces alguna, como la tristeza, en ciertos casos se puede cambiar, momentáneamente, mediante la audición de algún tipo de música.
Pero indirectamente se pueden cambiar de dos formas, una de las cuales expongo ahora y la otra en el siguiente capítulo o post.
Todo pensamiento, vaya o no acompañado de imágenes, lleva frecuentemente aparejado una emoción. Los pensamientos son el elemento esencial de la mente y esta puede centrarse (es lo mismo que centrar la atención) o focalizarse en aspectos negativos, positivos o neutros.
Es inevitable centrar la mente o atención en pensamientos negativos que crean emociones negativas, pero es posible desviar la atención hacia aspectos positivos o neutros.
Si en un momento dado tu mente está ocupada en una imagen, idea o pensamiento negativo y de pronto, mientras conduces, comienza a caer un fuerte aguacero, poniendo en riesgo tu circulación, es seguro que de inmediato tu mente se centre en recudir mucho la marcha y aumentar con ello tu seguridad y evitar un accidente. Tu mente se ha desviado por esa circunstancia. O sea que se puede desviar!
No sería necesario que algo repentino ocurriese. Si se puede desviar es posible desviar la atención en condiciones normales porque nos interesa o conviene. O sea que podemos centrar el foco de la mente en aspectos positivos o neutros para ahorrarnos sufrimiento. Está en nuestro poder.
Esta es la primera forma de las dos que existen. De la segunda hablaré en el siguiente articulo o post dentro de una semana.
La única advertencia es que se necesita firme voluntad de practicar esa desviación y será necesario repetir y repetir la práctica hasta que el aprendizaje y dominio resulte satisfactorio.
No te conformes con leer este artículo una vez. Hazlo varias veces hasta que te convenzas de los pasos a dar y te ayude a practicarlo, si te animas.