Es más frecuente de lo que parece. Puedes ser un empleado ejemplar durante años y de pronto tocarte un jefe/a incompetente, envidioso/a, acosador o vengativo y comenzar a hacerte la vida imposible.
En ese caso la frustración es de tal calibre que, si no tienes las armas adecuadas, puede dar con tus huesos en el suelo y el ánimo hundido igual que tu rendimiento en el trabajo y otros varios males anejos. Es una sensación de indefensión la que de uno se apodera, porque se siente impotente para revertir el caso a la normalidad.
Puede ser que ese jefe/a se encuentren respaldados por sus superiores o puede ser que tus compañeros te abandonen por miedo a ser represaliados. O puede ser que se sienta ofendido por algo y se vengue contigo.
El caso es que quien es víctima de semejante injusta situación sufre un estrés insoportable porque, si no puede marchar y zafarse de semejante jefe, siente que tiene que aguantar y su salud se ve mermada.
Si se ve que la situación va a continuar y no puede marchar porque no tiene alternativa necesita armarse de tal forma que su dia a dia no sea un calvario ni un veneno que le mate por dentro.
No es nada fácil pero en esos casos conviene desdoblarse entre el sujeto con nombre y apellidos y con ellos todos sus sentimientos y la función o rol que ese sujeto desempeña.
A partir del momento es que es víctima del acoso lo mejor que puede hacer es dejar su persona con nombres y apellidos y sentimientos varios en su casa o en el aparcamiento de la empresa y que al entrar en su oficina o su área de trabajo entre el empleado, encargado, oficinista, el comercial, el machaca al que le pagan por desempeñar esa función y hacer lo que ese jefe o jefa mande, pero sin demudar el rostro, ni hacer ninguna mueca, y sin consentirse en sentir ni rabia ni odio ni agresividad porque la función o el rol ni sienten ni padecen. Se tiene que olvidar que él se llama José o Fátima y no sentirse herido porque dentro de la empresa José o Fátima no están pues quedaron en casa o en el aparcamiento. Si se comporta bien cumpliendo escrupulosamente su función y no muestra dolor, resentimiento u odio es probable que el jefe quede muy extrañado de que no haya reacción, que es lo que espera y no pueda con quien hasta ese momento pudo, humilló, alteró o deprimió.
Sé que el lector estará pensando que eso es algo muy difícil o acaso imposible de hacer. Imposible no es. Difícil lo comparta pero es mejor y más útil que darle al otro el gusto de ver que nos altera, perturba y descompone. Y al ver que no hace efecto con el paso de los días o las semanas es probable que amaine su mal comportamiento. Pruebe el lector si esto le ocurre y si no sabe hacerlo que consulte al experto. Resultado da siempre y más y mejor resultado que ir muriendo de rabia y de dolor por la injusticia, si nadie la repara.