Cierto que existen delante de nosotros barreras administrativas, sociales y de diversa índole cada tres pasos y el de en medio. No puede discutirse. Pero con ser estas una dificultad, nada comparado con las barreras que con frecuencia tenemos instaladas en la mente. Estas sí que son poderosas e influyentes. Tanto que muchos ciudadanos ven arruinado su progreso y sus deseados avances en la vida y se resignan a ir tirando como pueden, dando un pobre espectáculo ante si y ante la concurrencia.
Pensamientos del estilo de “no puedo”, “esto es insuperable”, surgen en nuestra mente con frecuencia y nos impiden burlar esa barrera. Renunciamos por ello a seguir adelante y por tanto abortamos proyectos que, de creer en nuestras fuerzas y determinación y de vencer nuestro miedo a fracasar o fallar, se harían realidad.
La principal barrera por lo tanto está en no creer en nuestras fuerzas, en nuestra falta de confianza y decisión, en pensar que la victoria y el éxito nos exceden y no están a nuestro alcance.
No existe otro camino, si se quiere superar esa barrera, que sembrar con ahínco y voluntad indómita pensamientos de “yo puedo”, y de impedir que los nefastos pensamientos derrotistas aniden en nosotros y, si ya han anidado, destruir ese nido cuanto antes.
La noticia mejor es que ¡se puede!, aunque resulte difícil o bastante difícil en función del tiempo que tales pensamientos lleven allí presentes. No importa averiguar si su origen está en que los sembraron personas que no creyeron en nosotros o que hemos sido nosotros los encargados de dejar que se instalaran cada vez que fallamos o creímos que éramos inferiores a otras personas exitosas. No importa. Lo que importa es decidirse a ir arrinconándolos, poniendo en su lugar los buenos, los pensamientos útiles y los que nos empujan en la dirección de alimentar nuestra autoestima y confianza.
La tarea requiere estar atentos diariamente durante varios meses a eliminar cualquier pensamiento relativo a “imposibilidad” que nos invada y de inmediato instalar el “yo puedo” mientras uno se visualiza ganando la batalla y hace por sentirse emocionalmente vencedor. En cuanto se realizan miles de intentos en esta dirección uno se sentirá cambiado y cambiará su suerte. Se sentirá capaz de derribar, saltar o burlar cualquier otro obstáculo externo que se encuentre.
Lo estoy diciendo en serio, y hablo por experiencia, no es un escrito más para animar a algunos. No es una falsa noticia o invitación. Si te sientes bloqueado mentalmente ¿a qué esperas para romper ese bloqueo? ¿A que llegue el verano? ¿A que cambien la hora? ¿A que ocurra un milagro? Déjate de ingenuidades y da el salto. Me gustaría que me llamases al cabo de unos meses y me dieses la razón. Pero esto exige comenzar nada más acabar de leerme y…mantenerte. Tú decides.