No es lo mismo comunicarse por el wasap o por e-mail que comunicarse cara a cara. La comunicación humana está sufriendo una transformación extraordinaria y posibilitando como nunca hasta ahora que al mismo tiempo sea instantánea estemos donde estemos los interlocutores. Una revolución en toda regla que estando yo en mi casa o en mi coche me pueda comunicar en tiempo real con un amigo que vive en el Caribe o en Nueva Zelanda mientras está tumbado en la playa. Nada que objetar sino admirar el progreso de la tecnología. Pero nada puede sustituir a una conversación cara a cara mediante la cual podemos percibir en la cara del otro y en sus movimientos cual es su estado de ánimo y hacernos cargo de él asi como adaptar nuestras palabras al momento. La distancia corta cara a cara (no vale estar al lado mandándonos mensajes por el móvil) permite empatizar más fácilmente y sentirte atendido o atender y entender a la persona en si y su estado de ánimo. Esa comunicación vis a vis nos hace sentirnos más unidos y sentir el calor de la proximidad y nos hace sentirnos menos solos.
La comunicación por móvil está bien pero nos priva de esa presencialidad y de sensaciones que solo mirándonos y escuchándonos podemos experimentar.
La comunicación telemática ha venido para quedarse pero sigue sin haber nada más satisfactorio que escuchar las palabras del otro teniéndolo presente y poder mandar y recibir flujos que solo de esta forma pueden darse. Ah, y en un momento dado permite contactar físicamente con el otro via un beso en la mejilla un apretón de manos, un toque sobre el hombro o cogerse del brazo. Por eso y para compensar la pérdida de conversaciones presenciales y del contacto que puede suponer hay que encontrar tiempo, aunque sea poco, para conversar mirándose a los ojos.
Los emoticonos transmiten sentimientos pero no pueden suplir a la visión que nos ofrece la cara física del otro.
Habría que conversar más de esta manera en la familia, en la pareja y con los compañeros y amigos para que no muera la vieja comunicación verbal que tanto nos ayudó a sentirnos conectados, acompañados y unidos por el contacto ocular y presencial.
La comunicación digital nunca puede suplir a la analógica. Cuanto más perdamos la analógica, es decir, el contacto vis a vis sería un error del que luego lamentarnos.
De los tipos de comunicación que hay más frecuentes este sería el orden mejor en cuanto a la calidad y eficacia: conversación cara a cara, conversación telefónica y por email o por wasap. La pena es que la primera haya perdido tanto espacio, siendo la mejor con mucho.