No son pocos los que no soportan quedar solos en casa, los que si tienen que quedar se les cae la casa encima y tienen que marchar o se apresuran en poner la televisión a gran volumen para sentir que están acompañados. Necesitan el ruido para no sentirse aturdidos por la soledad. Hacen lo posible para sentirse acompañados aunque simplemente coexistan y no se comuniquen entre ellos. Quedar solos les angustia y les aturde, les desazona y les desasosiega quizás porque eso supone encontrarse a si mismos ante sus debilidades, temores, adversidades, ante sus fallos y sus sombras y se ven débiles para afrontar todo ello sin problemas.
La soledad, aunque sea momentánea, les inquieta y hacen cualquier cosa por librarse de ella. Es sintomático este fenómeno más extendido de lo que nos parece en estos tiempos en que el ruido todo lo inunda por doquier y nos distrae de enfrentarnos a lo que no nos gusta. Hay que estar rodeados de gentes y de ruidos. Sin embargo quedar uno solo se presta a poder aprovechar para reflexionar sobre diferentes aspectos de su vida, para evaluar cómo va funcionando uno, si progresa o regresa, si está conforme o no con su proceder, su marcha y su estilo de vida.
Quedar con uno mismo a solas debería ser fuente de satisfacción porque en definitiva uno debe ser el mejor amigo de si mismo y con quien mejor debería de encontrarse y entretenerse cuando no hay nadie que nos entretenga. Quedar solo y además en silencio debería ser una excusa aprovechable para hacer las autoevaluaciones, que el ruido y el tumulto no nos dejan hacer. Quedar solo debería ser un reto para una vez hecho examen de conciencia pasar a diseñar y poner los remedios a los fallos cometidos, corregir lo que hemos hecho mal y también, por qué no decirlo, para disfrutar del silencio restaurador de nuestra deseable calma. Hay que perderle el miedo a tal estado porque tarde o temprano nos veremos frente a la soledad y es mejor habernos entrenado en saludarla. Es una oportunidad de oro la que se pierden los que temen estar consigo mismos. No hablo de quedar solos de por vida. Hablo de la soledad buscada o la sobrevenida momentánea y ocasional.
La fobia a quedar solos se supera poniéndose en esa situación y viendo que no sucede nada ni se nos hunde el mundo. Pero es que además es un alivio en ocasiones. Que le pregunten a algunos.