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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

IMPOSIBLE SOPLAR Y SORBER AL TIEMPO

Hay hombres o mujeres que en un momento dado encontramos y nos resultan atractivos, no solo por su físico sino por su inteligencia, sensibilidad, preparación o todo junto. Si ese encuentro se produce cuando uno está comprometido en matrimonio y su matrimonio o su relación de pareja no funciona, es rutinaria o aburrida, la probabilidad de seguir encontrándose con excusas diversas es muy alta. Y a medida que los contactos se suceden, intensifican y siguen y resultan cada vez más agradables llega un punto en que la persona se encuentra metida entre dos aguas, sobre todo, si plantearse separarse le crea culpabilidad, porque al fin y a al cabo su pareja es honesta, es buena y nunca le ha fallado o porque tiene hijos y teme hacerles daño. Se encuentra satisfecho de la nueva relación que le aporta lo que su pareja no le aporta ya o nunca le aportó, pero también se encuentra con que no se siente con fuerzas de cortar con su pareja oficial, porque no ve motivos suficientes y porque ve el dolor que se derivará o simplemente porque no se atreve a dar el paso de separarse por miedo o por si luego la nueva relación fracasa y se encuentra solo en medio de la nada. Se afana entonces en tratar de sorber y soplar al mismo tiempo y ve que no es posible. Que las dos opciones tienen ventajas e inconvenientes y no es capaz de decidirse por la alternativa que le estimula más y le da vida.
Hay personas que optan por seguir simultaneando, bloqueados y atrapados entre las dos fuerzas sin arriesgarse y tomar un camino.
Se van destrozando poco a poco y acaban varados, desgraciados y con la sensación de haber fracasado emocionalmente.
¿Qué hacer en esos casos? Lo mejor y más sano, aunque suponga riesgo es optar por una sola vía, anulando y olvidando la otra. Y por supuesto lo mejor y más sano es optar por la via que produce mayor satisfacción y ocasión de disfrute, mirando el largo plazo. Hay que ser muy valientes, pero a la larga se causa menos daño a la pareja, a los hijos, si los hay, y a uno mismo. Aunque la tradición, las costumbres sociales y la cultura nos frenan y nos llenan de miedos, lo cierto es que es más sano cambiar de dirección cuando la que llevábamos nos había conducido a la rutina, el apagamiento, la depresión y la desgana. Eso si, dar el paso no por simple impulso momentáneo sino prudentemente y habiendo sopesado que el salto parece que no conduce a estrellarse.
La solución no es fácil, se dirá y es cierto. Pero ¿es fácil y gozoso para todos seguir intentando nadar entre dos aguas?

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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