Quien me iba a decir que mi publicacion número quinientas en este blog, desde el 2008, iba a coincidir con esta circunstancia del coronavirus pero me viene bien. Voy a ello.
Ya estamos comenzando a experimentar la dureza de la situación creada por el coronavirus desde el momento en que estamos confinados pero, como esto se va a prolongar más allá de las dos semanas y además vamos a asistir a una paralización de la actividad empresarial y económica, hemos de irnos preparando mentalmente para hacer frente a una estrés continuado y elevado para no mermar mucho nuestra resistencia y resiliencia. Vienen tiempos inmediatos muy duros y terribles.
Aparte de la pandemia y sus efectos sobre la salud de muchas personas, el resultado más grave será un aumento espectacular del paro, una disminución brutal del consumo de bienes y servicios y sobre todo una disminución de nuestra capacidad económica para hacer frente a todas las exigencias y gastos cotidianos. Muchísimos miles de personas no podrán hacer frente y perderán negocios y trabajo y por tanto ingresos. El escenario que se presenta es muy grave y es preciso ayudar a la población a mentalizarse y prepararse para no ser víctimas de la desesperación, de la desesperanza, de la rabia y del desasosiego, con las consecuencias que eso tiene para nuestra salud mental y física y para nuestras relaciones personales.
El estado debe ser el primero en arbitrar soluciones y ayudas para paliar este desastre, pero los ciudadanos tenemos que movilizar todos nuestros recursos mentales para ponernos en actitud de colaboración total y cambio.
Hace falta adoptar una actitud de aceptación de la realidad inevitable, que no este en nuestras manos cambiar, pues rechazarla o no querer verla que es lo mismo que negarla, conduce a la angustia y la amargura.
Una vez que tratamos de ir aceptándola conviene administrarse y administrar nuestros fondos de la forma más racional posible, eliminando los gastos superfluos y centrándonos en lo esencial para sobrevivir con dignidad.
Hace falta ponerse en modo constructivo para idear soluciones hasta ahora no buscadas ni encontradas, porque no era necesario.
Es preciso cultivar una actitud de humildad y una actitud social de solidaridad y ayuda a los más necesitados que no dispongan de habilidades y sobre todo de medios.
Y es preciso cuidar de que nuestro control mental sea adecuado. Me refiero a que, puesto que nuestra mente solo puede tener un pensamiento presente cada vez, este no sea continuamente negativo, porque eso es devastador. Es difícil no sucumbir a esa tentación, pero hay que tratar de mantenerse serenos y pensar en lo que podemos hacer, no en lo que no podemos y animarnos unos a otros para no arruinar nuestra moral.
Nunca antes desde la guerra civil española habíamos afrontado un estrés colectivo tan elevado. Por eso es preciso exprimir nuestra mente para sacar lo positivo que podamos.
El mundo será mejor después de esto, sin duda, pero mientras dura la travesía hemos de mantenernos fuertes, resolutivos y lo más positivos que podamos.