Es importante saber cuando uno está deprimido a qué se debe exactamente. Voy a exponer una explicación muy razonable, basada en mi larga experiencia al tratar la ansiedad, precisamente.
No estoy de acuerdo en que exista la depresión endógena, o sea aquella que viene desde dentro, algo así como que uno está condenado a sentirse deprimido de por vida, por su carácter. No he conocido nunca a nadie en mi práctica profesional que padeciese tan terrible mal como se describe.
La otra es la depresión exógena o debida a factores externos adversos, como la muerte de un ser querido o un golpe de mala suerte laboral, profesional, financiera o de otro tipo. Tampoco estoy de acuerdo en esta calificación, aunque en psiquiatría es lo que impera.
Todas las depresiones que he conocido, y han sido numerosas, provenían de la siguiente causa.
La causa es la ansiedad o tensión vital soportada durante largo tiempo, unas veces con intensidad y las más de las veces de forma prolongada.
Cuando una persona tiene la mala suerte de soportar esa tensión nerviosa, bien derivada de desgracias sobrevenidas, de su forma de tomarse la vida, de las adversidades y contratiempos y los acontecimientos cotidianos o de la confluencia de ambas cosas, llega un momento en que se le agotan las fuerzas a causa del sufrimiento y la adversidad y ese agotamiento físico y mental termina o desemboca en un estado depresivo. La persona comienza a verse y sentirse triste, desmotivada, desganada, sin fuerzas y en ese momento se puede decir que esta o bien depre (versión light de la depresión) o deprimida como tal.
Entonces la depresión es la desembocadura o etapa final a la que se llega por ese agotamiento o desgaste físico y vital. No es una enfermedad o trastorno que se tiene de pronto o se venía sufriendo. Es el resultado al que se llega al ver reducidas sus fuerzas para controlar y superar su ansiedad o tensión.
Por eso no hay depresión sin ansiedad, aunque haya ansiedad sin depresión. Es decir, no todos los pacientes de ansiedad acaban deprimidos aunque todos los deprimidos lo están por haber soportado la ansiedad un tiempo más o menos largo.
Por ello si quieres superar tu depresión no lo podrás hacer sin combatir primero la ansiedad en este orden de prioridades y luego el estado deprimido, aunque temporalmente se deba trabajar en las dos áreas simultáneamente, ya sea por uno mismo o, mejor, con ayuda profesional.
Espero haberlo aclarado, aunque habrá profesionales que no estén de acuerdo con este planteamiento. Lo entiendo, pero lo tengo contrastado y comprobado en numerosos casos y, lo mejor de todo: el método aplicado, basado en esta premisa, funciona con total eficacia. A veces simplemente tratando bien la ansiedad se supera la depresión.