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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

DESDOBLAR LA PERSONALIDAD CUANDO PROCEDE

Tu eres tu, con nombre y apellidos y con tus sentimientos, pero ¿qué hacer cuando vives en un medio hostil hacia tu persona, cuando en tu lugar de trabajo hay alguien que quiere fastidiarte, alterarte y hacerte que pierdas los papeles?
Esta situación es altamente frecuente pues suele haber personas a los que no les somos gratos y por diferentes razones no nos tragan ni aceptan y les caemos mal y quieren que desaparezcamos de su lado, porque podemos hacerles sombra o porque no soportan nuestro éxito, pues les pone en situación incómoda.
Son muchas las maneras con las que nuestros adversarios intentan desestabilizarnos.
¿Qué hacer en esos casos? Impermeabilizarse por supuesto. Eso es fácil decirlo, pero ¿cómo proceder de manera exitosa?
Aquí viene muy bien separar nuestro yo con sus sentimientos de nuestro rol o roles que desempeñamos.
El rol es la función, es el cargo, es el papel que tenemos que jugar y por el que nos pagan. Puedes ser secretaria, tesorero, técnico, comercial, empleado en general, contable o mando intermedio. Lo que quieras.
Si al llegar al puesto de trabajo entras como persona con sus ideas y sentimientos, con tu forma de sentir y de sentir en vez de que entres por la puerta en cuanto al rol que desempeñas, hay que esperar que comportamientos de acoso y derribo o de desestabilización te afecten personalmente e incluso en el rendimiento en tu puesto y desde ese momento estás perdido. Lo habrán descubierto y te espera quizás un calvario, como a veces sucede.
Lo que debes de hacer es dejar en el aparcamiento o de puertas afuera de la empresa tu persona y entrar como encargado, empleado o como responsable de cualquier puesto. Es decir, que entre el rol, que ni siente ni padece. Actúa conforme a tu función y desempéñala como debes y por la que te pagan, pero no te permitas en ese desempeño, sentir agresividad, envidia, celos, rabia, angustia o lo que fuese. No debes consentir que se te note que eso te está afectando. No mezcles el plano personal con el rol. No seas tu, sé la función que desempeñas.
Ellos lo que quieren es ver que te alteras y que sufres y al hacerlo alimentas su objetivo y satisfaces sus malos deseos. Procede como si te resbalase lo que hacen o dicen, aunque la procesión vaya por dentro, pero no exteriorices tus sentimientos. No les des esa satisfacción. Observarás cómo, si persistes, quedarán sorprendidos de que su actuación no produce el efecto deseado.
Y con frecuencia, al verlo, van cesando en sus ataques o su estrategia de minar tus defensas.
Hay que ser muy astutos, fríos y muy determinados a actuar de esa forma, esperando que, más pronto que tarde, cese el acoso y el derribo. Mantente imperturbable, no demuestres con gestos o modales, con conductas, que te están hiriendo y ganando la batalla.
No es que esto sea sencillo, pero cuando uno depende de ese puesto para ganarse su sustento, hay que practicar la separación entre tú y tu rol. No queda más remedio.
Y cuando salgas del trabajo te reconcilias con tu persona, contigo mismo a quien dejaste o bien en casa o en el aparcamiento.
Prueba, no pierdes nada. Puede que te sorprendas. Es difícil, pero merecerá la pena.

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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