Aunque algunos padres al leer estas líneas noten que la piel les respiga, debo describir un tipo de personas para contribuir a su comprensión. Son jóvenes rebeldes, que ya lo fueron de pequeños, que solían y suelen resistirse a obedecer las órdenes y si les presionan se pueden salir por la tangente o marcharse de repente de la casa sin pararse a pensar los perjuicios que ocasionan. Son tan impulsivos que no miran ni reparan en el daño que causan a la familia que es con quien más injustamente se comportan, aunque en su fuero interior la quieran e incluso estén dispuestos a partirse la cara si alguien se mete con ella.

El orden es algo ausente de su vida y al que tienden sintiendo una especie de alergia a todo lo que sea organización de vida, de horarios o de agenda, excepto cuando la agenda les viene impuesta por las necesidades de un proyecto o negocio que tengan. Al llegar a la adolescencia se las arreglarán para ponerse un piercing o varios y a tatuarse su cuerpo. Si algún lío surge, allí suelen estar metidos. Son rebeldes sin causa. Son proclives al consumo de drogas y sustancias prohibidas y a fumar marihuana o porros porque eso les calma y les serena, dicen, y es cierto, sólo que son formas inadecuadas de aplacarse. Suelen llevarse mal con la familia y con ella se comunican poco aunque no se comuniquen a nivel emocional mucho más con la gente. Sin embargo suelen ser muy amigos de sus amigos y suelen tenerlos en abundancia.

En la calle pueden ser considerados encantadores mientras en la familia viven y hacen vivir en un infierno. Siempre creen tener razón y culpan a los demás de sus errores. Caprichosos e impacientes no les hagas esperar por sus recompensas o gratificaciones porque las quieren de manera inmediata. La ley y la norma es para ellos un estorbo y por lo tanto se la saltan en cuanto encuentran ocasión. Perderán los puntos del carnet y les verás cargarse de multas, que dicen no importarles. Un caos emocional por otra parte. Como no den con una mujer que les sepa entender y les enderece están condenados a separarse o divorciarse. En la administración de su dinero son más bien un desastre y el dinero les arde entre las manos.

¿Qué hacer con ellos? Como no aceptan sugerencias de ayuda sólo cabe esperar a que maduren y la vida les coloque su sitio con las adversidades. Algunos, no todos, se enderezan, si, además, alguien les convence de que su problema es su permanente inquietud, ansiedad, prisa, y su incapacidad de relajarse. Y si lo aceptan y se dejan ayudar, naturalmente.