ESAS NO SON FORMAS DE VENCER LA ANSIEDAD
La ansiedad, ese indeseable estado de inquietud, desasosiego y de tensión nerviosa tan molesto y a veces inhabilitante y que produce tanto sufrimiento a sus pacientes, lleva a muchas personas a intentar aplacarlo como pueden.
Hasta aquí todo suena lógico con tal de reducir el malestar. El problema comienza cuando el método, recurso o herramienta elegida aplaca engañosa y momentáneamente, pero en cuanto pasan sus efectos se vuelve contra el paciente y el malestar aumenta paradójicamente y con el paso del tiempo también la ansiedad.
Algunos eligen el alcohol o cualquier otra droga y en efecto, de momento parece que la tensión se disipa o evapora, pero en cuestión de horas el malestar se multiplica. Que se lo pregunten a tantos dependientes de esas drogas y verán confirmado lo que expreso.
Otros recurren al juego en sus distintas modalidades, ya sea en las tragaperras, los bingos, loterías, apuestas o el juego online, por poner unos pocos ejemplos. En todos estos casos el resultado es la ludopatía o dependencia que resulta, en muchos casos de terribles efectos personales y familiares.
Otros optan por dedicarse a las compras compulsivas, llenando sus casas de objetos superfluos o no superfluos, pero repetidos que duermen en las estanterías o los cajones de sus casas.
Hay incluso quienes optan paradójicamente por el duro ejercicio horas y horas semanales en los gimnasios, produciendo un efecto contrario a la relajación que necesitan y que lograrían parcialmente si ese ejercicio lo hiciesen con mesura y sin matarse.
Otros optan por las páginas porno o por el excesivo uso del móvil (redes sociales, whatsapp, etc.)
Y los que más abundan son aquellos que recurren a los psicofármacos bien sea para dormir o para tranquilizarse por el día.
Pocos son los que recurren a la práctica de la relajación diaria, la respiración, la meditación, el yoga, los masajes, la desaceleración, la quietud motriz, aplicarse a las artes y el deporte que inducen a la relajación y a la calma de forma natural y sin efectos negativos secundarios. Aquí reside gran parte del remedio, aplicando esas técnicas de manera frecuente. Pero, como esto requiere esfuerzo sostenido y el placer se hace esperar unas semanas o unos meses es lógico que muchos opten por buscar el placer inmediato, aunque luego lo paguen con el displacer consecuente.
La clave pues reside en elegir el método racional y el adecuado. Como además estamos en la cultura de buscar lo que produce efectos y placeres inmediatos (inmediatitis) no es extraño que la práctica más generalizada sea la anteriormente referida. Así nos va.