Pedirle a un agresivo y violento que comprenda a los demás, sobre todo a aquellos hacia los que siente rabia y odio es como pedir al fuego que no queme. Y sin embargo enseñarle a practicar la comprensión, el entendimiento y el perdón es la mejor habilidad que pueden aprender. Y eso en primer lugar por razones egoístas, porque le viene bien al agresivo. ¿Por qué le viene bien a él personalmente? ¿Cómo se explica eso? Porque si ejerce la violencia saldrá perjudicado ya que el odio que siembra su conducta atraerá la venganza. Porque si el daño causado es elevado se expone a pasar por la mano de la justicia para salir perdiendo. Y finalmente, porque cada vez que su agresividad aumenta la hipertensión también lo hace y pone en peligro su aparato cardiovascular por eso mismo. Pero además porque cada vez que se deja llevar de la violencia lo que hace es alimentarla y alimentar la probabilidad de seguirla ejerciendo. Es tan sólo un ejemplo de que no existe mejor actitud en esta vida que ante lo negativo y que nos crea problema aplicar el antídoto, es decir, lo contrario. Si uno es agresivo lo mejor es practicar la afabilidad, la comprensión y la conciliación. Si uno es insociable lo que le viene bien es socializarse, es decir lo contrario. Si uno tiene déficit de atención deberá fijarse, escuchar más y poner los cinco sentidos, si es posible. Si uno es derrochador lo que le viene bien es ahorrar poco a poco y si es impulsivo es controlar en parte sus reacciones y pensarse las cosas antes de dejarse llevar involuntariamente de lo que le apetece. Lo contrario de lo negativo es siempre practicar lo negativo y es lo indicado. No en vano hasta en el catecismo se aconseja que contra los viejos pecados capitales se trabajen las virtudes cardinales. Es la mejor costumbre. Esta medida es sana, natural, inteligible y no hace falta ser un pitagorín para descubrir lo que uno necesita cuando hace mal las cosas. Lo contrario es lo “anti”. Por eso contra las infecciones se toman antibióticos y antisépticos, contra la fiebre antipiréticos, contra el reuma los antirreumáticos, contra la inflamación antiinflamatorios y así sucesivamente. Y contra ira, paciencia, contra envidia, caridad, contra soberbia humildad, contra pereza, diligencia, etc. Ya sabe, lo contrario de lo malo es siempre lo acertado. Y saber lo que es malo o perjudicial no es muy difícil que digamos.