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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

RUPTURA SENTIMENTAL

 

Una ruptura emocional o sentimental supone siempre gran dolor y una etapa de duelo por cuanto se trata de la muerte de una relación y después de la muerte sigue el duelo. El que sufre el duelo es quien ama, por supuesto, porque pierde el amor y con él la ilusión, el amparo y la seguridad que da sentirse querido y acompañado,  y por eso es a él o ella a quien hay que ayudar. Pero hay dos tipos de duelos, el que dura un tiempo limitado y proporcionado, el normal, y el que se alarga demasiado en el tiempo arrastrando a la persona al llanto, al aislamiento, a la ansiedad, al lamento constante, a la culpa y al estado de echar de menos a la persona amada. El sufridor altera su desempeño diario en ocasiones seriamente. Baja su productividad en su trabajo o lo pone en peligro pues la desesperanza le bloquea y la desgana se apodera de sus entrañas y cerebro. Para algunos un fracaso sentimental viene a ser una derrota en toda regla, un calvario y no se recuperan. Esto puede entenderse en personas  mayores, que por haberse limitado demasiado a su pareja no encuentran alternativa  fácilmente. Pero en personas jóvenes (y está ocurriendo demasiado) no se puede entender, pues tienen por delante la vida casi entera para encontrar repuesto, a no ser que de inseguro y dependiente que sea, no buscará ocasiones ni salida, refugiándose en la nostalgia del recuerdo, de la pérdida y la ausencia. Si hay que llorar, se llora por lo tanto y si hay que lamentarlo, se lamenta pero ¿cual es el indicador que nos demuestra que vamos por mal camino en ese duelo? Cuando eso afecta al sueño seriamente, cuando peligran las relaciones con los amigos por abandono y por desánimo y cuando, sobre todo, ponemos en peligro el puesto de trabajo. Es entonces cuando hay que apretar bien los dientes y los puños y decirse a uno mismo que la ruptura no puede arruinar su vida entera. Que hay que seguir y que quizás haya repuesto aunque no de inmediato. Y que uno no estaba destinado eternamente a vivir en pareja o con esa pareja, que todo nace y muere. Lo que no es de recibo, aunque yo lo respeto, por supuesto, es hundirse en el fango de la depresión y actuar como si la vida  de uno hubiese terminado así como el proyecto por una ruptura sentimental. De eso, nada. ¿Cómo va una persona joven o no tan joven a condicionar su vida por romper con su pareja, sobre todo si se sabe, se sospecha o se comprueba que su pareja no le quería ya o se cansó de ella? Mira que no hay cosas que hacer y en qué pensar en esta vida, una vez transcurridos los momentos iniciales del duelo. Así que dolor, sí, pero dolor eterno y permanente no parece que sea muy apropiado por romper relaciones.

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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