No es todo negativo en esta crisis aunque la negatividad invada nuestras mentes y escucharlo diariamente nos obligue a pensar tan en negativo que hasta los optimistas y creativos contengan sus impulsos de hallar buenas salidas. Ya somos muy tendentes y dados a resaltar las pegas, los peligros, los contras y los inconvenientes. Si encima la crisis consigue impregnarnos de catastrofismo y derrotismo estamos apañados.
Para algo más debe servir esta que para bloquearnos por el temor a lo que se avecina. Debería ser un reto para programar nuestra mente en “modo constructrivo” que encuentre nuevas vías para salir del socavón. No habrá de hacerlo sólo quien está en las altas esferas del mundo del negocio sino todos nosotros. Pensar creativamente es ver las cosas de otra forma, desde otra perspectiva, con salida, en vez de dejarnos llevar de la costumbre de ver la realidad desde el mismo balcón que la veíamos.
La crisis puede servir para que algunos se desmoronen, pero puede servir para catapultar a otros al logro. Hay que estrujar la mente inventando nuevas soluciones a los viejos problemas y bombardear nuestro cerebro con ideas heterodoxas en la creencia que alguna será fértil. No hay que apartar las que suenen a extravagantes, pues pueden aparecer alternativas novedosas e inspiradoras. Hay que abandonar la “zona de confort” en que tendemos a instalarnos y centrar nuestra atención en otras posibilidades aunque nos incomode romper la resistencia.
Hay que cambiar los patrones mentales, pensar de otra manera y cuestionarnos las formas de actuar que frecuentamos. Hay que ponerse a pensar aunque nos cueste gran esfuerzo y trabajo y, por qué no decirlo, pensar algo alocadamente en la seguridad de que seremos protagonistas de hallazgos y de eurekas y fijarse en modelos humanos que atravesaron con éxito esos territorios arriesgados de la creatividad, la inspiración y la inventiva. No está todo inventado ni mucho menos. La crisis puede ayudarnos a pensar con imaginación en cualquier campo, en cualquier individuo, lugar, tiempo y circunstancia. Hay aún muchas necesidades insatisfechas y faltan los productos y servicios que les den adecuada respuesta. Hay que expandir nuestra visión y agrandar nuestra estrechez de miras que es como decir que hay que abrir nuestras mentes a nuevas soluciones y soluciones revolucionarias, por creativas. Hay que romper los límites mentales, crear nuevos circuitos neuronales y nunca mejor oportunidad que con la crisis.