“No hay cosa más perdida que el ratón que no sabe sino un solo agujero. Qué quieres, hija, de este número uno? Más inconvenientes te diré del que años tengo a cuestas” decía la Celestina a Parmeno. No es bueno poner todos los huevos en una sola cesta, diría el refrán hispano, calcando las palabras de Fernando de Rojas. Quienes a lo largo del tiempo no se han ocupado de investigar y hallar alternativas por si la senda que transitan ofrece obstáculos o se hace intransitable o se ven ante una emboscada de la vida. A los que con facilidad se acongojan cuando las cosas se tuercen les viene bien saber que es bueno disponer de alternativas para escapar de turbias depresiones y del ánimo bajo que seca la ilusión y la esperanza. Siempre ha sido conveniente esa actitud abierta hacia diferentes escapatorias, pero en este tiempo de alta precariedad e inestabilidad, de cambios sobrevenidos bruscamente por causa de los flujos económico-financieros hay que tenerla con más razón aún. Es más, no solo es bueno tener preparadas más salidas por si acaso, sino que resulta altamente saludable que a cada bajón emocional se responda de inmediato como si de un aguijonazo se tratase, redoblando esfuerzos, aumentando la curiosidad, la creatividad, la invención, la innovación y la preparación versátil. Y digo de inmediato porque una vez que las hormonas del desánimo caen en el torrente sanguíneo más difícil resulta limpiarlo, como le ocurre a una mancha de aceite en cualquier tejido. Dejarse apabullar por el contratiempo, si bien es lo más fácil, es el peor remedio para salir airoso de cualquier vendaval que nos azote. En fin, más salidas, más puertas abiertas, más planes razonables y voluntad prometeica son necesarias. Ahora sobre todo.