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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

TENER SIEMPRE UN PLAN B

No tener un plan B siempre a mano es como llevar todos los huevos en una sola cesta, tropezar y exponerse a romperlos todos ellos y quedar con cara de pamelo o alelado.

Se habla mucho de la conveniencia de tener un plan B para cuando nos llegue la jubilación y cortemos bruscamenbte la vida laboral, para cuando nos levantemos un dia y en lugar de salir para la empresa tengamos todo el dia para nosotros y así año tras año. Pero no solo hay que tener ese plan para cuando nos jubilemos o para cuando sepamos de antemano que vamos a tener cambios en la vida, que también. Hay que tenerlo para cuando uno se casa, sabiendo que la libertad que se tenía se recorta en efecto. Para cuando uno vaya a tener hijos donde la libertad se recorta aún más y la vida te obliga a tareas y sujeciones a las que no estabas para nada acostumbrado. Para cuando te vas a trasladar de lugar de residencia o de trabajo. Por si uno queda solo o por si un accidente o una enfermedad sale a nuestro encuentro. Hay que tenerlo siempre a mano para cuando experimentemos cambios que nos lleguen de pronto y sin saberlo. Los cambios nos obligan a situaciones nuevas y por tanto a comportamientos nuevos, junto a sus estrategias. Los cambios, sobrevenidos o provocados,  sin haberlos tenido en cuenta, nos obligan a tener que reestructurar el estilo de vida o la rutina, la costumbre o la forma en que vivíamos. Y si no tenemos un plan B, ya previsto o hecho sobre la marcha, corremos el riesgo de quedar bloqueados, sin respuesta, desorientados y perdiendo el ritmo de la vida. La vida que llevamos y la vida exterior que nos rodea nos obliga, querámoslo o no, a afrontar situaciones que nos fuerzan a repentizar estrategias y formas de reaccionar y relacionarnos para seguir caminando, sin ir tambaleándonos. Y eso implica saberlo de antemano y tener preparadas ideas o saber que hemos de disponer de otros planes de acción para seguir sin grandes complicaciones. Tener planes B es ser proactivos. No hace falta tener un listado preparado de acciones por si acaso para todos los cambios, pero sí es necesario imaginar de vez en cuando, como si fuese un juego, qué haríamos en el caso de que…Aplicar la creatividad y pasar a la acción cuando los planes que llevamos a cabo se nos rompan es totalmente necesario. Si no, corremos el riesgo de quedar instalados en la queja el victimismo, la mera frustración y el lamento.  Y los cambios en nuestro estado civil, físico, mental, familiar, laboral, relacional, espacial y cultural son el pan nuestro de cada dia. Un plan o planes B son una garantía frente al desaliento y una forma de no perder el tren, que no se para por mucho que queramos empeñarnos.

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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