¿Es usted de los que al contemplar una escena cualquiera, un paisaje, una persona, o también una situación o un problema nota cómo su atención se dirige a un aspecto parcial, a una parte que parece que le imanta siendo incapaz de captar la visión de todo el conjunto y cometiendo errores por actuar su percepción de esa manera?
Si es usted de los que caen en esa tentación notará falta de objetividad en los juicios que emita porque sencillamente no tiene en cuenta la visión de conjunto o el contexto en que esa parte seleccionada debe quedar situada. Para saber si usted es de los que focalizan su atención demasiado sobre aspectos parciales le pongo algún ejemplo. Imagine que conduce por la autopista y su atención selecciona una señal o anuncio del panel prescindiendo de lo demás. En ese caso se puede equivocar al conducir por no haber sido capaz de detectar todo lo que se expone delante de sus ojos y después seleccionar la que más le interese.
Si cuando ve o trata a una persona tiende a seleccionar de forma resaltada algún aspecto de su comportamiento y con ese se queda predominantemente, haciendo caso omiso del resto de lo que está diciendo o haciendo, corre el riesgo de no ser objetivo e incluso ser injusto en el juicio que emita sobre el otro. Si cuando entra a un lugar no recorre con la vista en abanico todo el lugar para hacerse una idea de conjunto sino que selecciona una pequeña parte y como si de un imán se tratase a ella se dirige su atención, se expone a que, si le preguntan por lo que vio, se vea incapacitado de dar una visión global aunque no haya necesidad de recordarlo todo. Tendrá una percepción sesgada y unilateral.
La atención es un foco que ilumina o resalta aquello a lo que se dirige y tiende a dejar en penumbra lo demás para economizar esfuerzos pero siempre conviene, antes de que se fije en una parte, hacer un barrido para tener una percepción global y saber situarse, ser ecuánimes y tener una visión más completa de las cosas, pero también de los eventos, las situaciones y las personas. Una visión muy parcial conduce a la imprecisión, al error por confundir la parte con el todo, al empobrecimiento de nuestras actitudes, a la pérdida de memoria y, por extensión, al empobrecimiento de nuestras relaciones personales cuando no al surgimiento de conflictos. Conviene verlo todo y luego descender a los detalles para entrenar nuestra atención y captar la realidad más objetivamente.