¡Cómo evoluciona la vida! Hace muchos años las parejas se casaban con vistas a tener hijos que prolongasen su sangre y su apellido. Los hijos se consideraban, además de como una satisfacción, como un éxito biológico y como una solución de futuro para los padres, que esperaban con gran seguridad que sus hijos les atenderían en su vejez y les darían compañía y apoyo en sus postreros años, a pesar de los dolores de cabeza que daba su crianza. No tener hijos se veía como una maldición y mala suerte.
Pero mucho han cambiado las cosas para que en la actualidad haya madres y padres (más de aquellas) que no tengan inconveniente en manifestar que si llegan a saber lo que es tener un hijo probablemente no lo hubieran tenido. Suena fuerte eso de arrepentirse de haber tenido hijos y lo es, pero detrás de estas manifestaciones hay razones poderosas en muchos de los casos.
Hoy hay que estar muy preparados para resistir las presiones que los hijos ejercen sobre los padres con tal de disfrutar de lo que a ellos les gusta, de disponer de libertad de movimientos ya desde adolescentes, de las amistades que ellos eligen y de volver a casa cuando a ellos les parece procedente. Hay que estar muy preparados para sus exigencias, para que, si le niegas a un adolescente permiso para salir un fin de semana más allá de una hora prudente, porque se haya portado muy mal, el chico o la chica les de por marcharse o escaparse y no volver el fin de semana a casa huyendo del castigo y castigando a su vez a sus progenitores con el miedo a que algo les suceda.
Los hijos de hoy dia, en líneas generales, son mucho más impulsivos y exigentes con sus padres para disponer, por ejemplo, de dispositivos que les tengan entretenidos y conectados aunque sea a costa de su tiempo de estudio y de descanso.
Los chicos de hoy dia son capaces de amenazar de diferentes formas a sus progenitores, sobre todo si el progenitor es una madre separada que tiene que lidiar ella solita con las presiones de su hijo.
Los hijos de hoy dia no tienen inconveniente en defender lo que creen que son sus derechos, aunque no sean estos reconocidos como tales por los padres.
En fin, que los hijos actuales plantean nuevos problemas y presiones y eso resulta altamente estresante, porque esas presiones son constantes y no amainan.
Y por si fuera poco casi nadie espera ser atendido por sus hijos en la vejez, dadas las condiciones laborales y sociales y dada la globalización y por tanto la dispersión familiar de los miembros.
Así que ante esta desazón y ante ese gran desgaste hay madres y padres que llegan a manifestar que si lo hubiesen sabido no habrían tenido hijos. Es difícil soportar durante mucho tiempo, años en muchos casos, esa lucha, esa tensión tan erosiva.
Yo lo entiendo, porque además, al tenerlos, muchos progenitores pensaban y piensan que tener hijos es algo maravilloso todo el tiempo, una especie de bendición y de satisfacción familiar y descubren, ahora más que nunca, aquello de “hijos criados, trabajos doblados”, refrán que por cierto es harto antiguo.
Cómo cambia la vida! Me limito a constatar el fenómeno.