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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

CUANDO NOS DEPRIMIMOS

No se puede negar la influencia que el ambiente social, familiar, económico o laboral ejerce sobre nosotros, cuando este es negativo, angustiándonos y deprimiendo nuestro estado de ánimo. A nadie puede dejar indiferente un entorno adverso, es innegable, porque no somos islas sino nosotros y nuestras circunstancias y si no, basta mirar los momentos de crisis actual.

Cuando vemos a gente deprimida hay que asumir, si te lo dicen, que sus circunstancias y situación adversa les empuja el ánimo hacia el suelo y debilita su espíritu combativo. Pero ¿de qué nos sirve proclamar y refugiarnos en la culpa que los demás y el entorno tienen sobre nosotros, aunque sea cierto que la tengan? ¿De qué sirve limitarse a atribuir a lo de fuera nuestro estado de desmotivación y de desgana? Suponiendo que poco o casi nada pueda hacerse sobre los elementos exteriores, no conviene acudir a la victimización porque eso puede dejar una huella, a veces indeleble, de hundimiento emocional que de inmediato se concreta en un recorte o abandono de las actividades que en otro tiempo nos llenaban y en una huída hacia ninguna parte.

Por muy mal que el ambiente en que vivamos nos afecte hemos de tener claro que en último extremo somos nosotros mismos los que nos autorizamos a sentir la derrota y la desgana. El sujeto paciente, deprimido, es quien tiene que decidir si se abandona o si reacciona para salvaguardar su equilibrio mental y huir de la derrota. Es el sujeto afectado quien ha de determinar si va a continuar pensando en que hay salida o en que no merece la pena combatir con las fuerzas y recursos de que dispone. Puede buscar muletas, puede buscar apoyos, puede que se medique o busque donde asirse, pero limitarse a esperar que la ayuda le venga desde fuera es arriesgado porque ¿y si no llega?

El principal asidero, que no puede fallar nunca en la vida, es uno mismo y su autoconfianza en la decisión de seguir la pelea, creyendo que puede remontar la adversidad en que se encuentra. Puede buscar, con toda legitimidad, fuera el socorro a su desdicha, puede gritar y pedir auxilio, pero sin olvidar que si algo tiene que reforzar es lo de dentro, es uno mismo y la fe en las propias fuerzas, su deseo de superar y superarse. Eso debe mantenerse lo que se dice intacto. Si esto, que es el núcleo, falla es difícil encontrar el alivio y el consuelo

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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