En pocos paises se desarrolla un fenómeno social como lo es en España la Lotería de Navidad.Todo el año, a lo largo y ancho del país, ya en la vida diaria, ya aprovechando los desplazamientos de los veranos, no hay español que no lo tenga en sus objetivos anuales. No hay que escribirlo, está en nuestro ADN.
En cada pueblo, pequeña o gran ciudad, de Cataluña,Madrid o de la Rioja o Asturias, en todas las familias, en las organizaciones, partidos, en la Cámaras patronales, en los almacenes, en los gobiernos, todo el mundo se cohesionado a través de un hecho que se sucede una vez ala año, que les da identidad.
Todos los años a finales de diciembre, cerca de la navidad, las filas acerca de los grandes dadores de premios como el caso Doña Manolita en Madrid,son enormes.
Anoche, un hombre sencillo, caminaba con su pareja en aquel pueblecito de 5,000 habitantantes y al preguntarle ella sí tenía su décimo y el no haberlo pensado, ella le dió la mitad del suyo y siguieron escanciando sidra, ya cerca de las navidades.
Hace unos meses, como cada año, un club de Atletismo de un ciudad minera en las abatidas cuencas mineras asturianas, compró en ese pequeño pueblo, todas las series de un número.Se trataba de hacer participaciones de 5 euros y donar un euro para el club. Los chiquillos se volcaron, los miembros del club y aquel número empezó a rodar hasta por tres concejos. El club de atletismo logró su colecta sin saber que el jueves 22 de diciembre, iban a llevar más de 160 millones de euros a centenares de familias del entorno de esa pequeña ciudad, que, de pequeño, mi madre hablaba con nostalgia, como las grandes urbes, como Mieres, Sama, Ciaño,Aller, Moreda y tantos más que no eran grandes urbes más que en la memoria de los que tuvieron que irse tras aquel acoso y derrumbe de su país, cuando los poderes fácticos sintieron que algo iban a perder de esa SU España.
En el marco, de una nueva parte de su vida, hoy las voces de los niños o niñas de San Ildefonso, atravesó toda la península desde Madrid hasta aquel pueblo minero, que no aparece en los mapas: MOREDA.
Por supuesto no era cava catalana, como casi todos los años. Aquí se sacaron las botellas de sidra, por centenares y a media mañana y hasta este momento, la sonrisa de mujeres trabajadores, de los maridos en sus empleos, de los hijos e hijas de ellos, envolvieron, no de contaminación, como nos pasa en Gijón con Arcelor, sino de alegría de la buena..
Salvo en la España Vaciada, en pocos lugares,llegaba, tan democraticamente, aquel apoyo económico, a las cuencas asturianas.
Aquel joven que anoche, la novia le dio su mitad, hoy con sus 40 años, poblado bigote, cara de bueno,al tener enfrente a las poderosas cámaras de televisión de Madrid, que nunca habían llegado a ese pueblo de la cuenca minera asturiana, sorprendido, tímido como todos los asturianos que ocultan su nobleza, no sabía responder, más que fue el ultimo anoche en hacerse de un décimo, que le regalo aquella mujer que nunca va a olvidar o que a lo mejor terminen casándose.
Una gran experiencia del pueblo español, que merece, por lo menos una generación en libertad de enseñanza, como lo soñaba aquel maestro en la Noche de las Mariposas, con la imagen del viejo profesor que interpretaba el gran Fernando Fernán Gómez.
Si ayer gozaba por mi parte mexicana del proyecto Sonora, hoy mi parte española se felicitaba por esta enseñanza democrática.