Como no conmoverme con la desgracia del incendio, provocado, que ha causado tanto dolor a la bella ciudad de Valparaiso, que me dejó tantos recuerdos. No era Viña del Mar, la ciudad de clase media entre Santiago y la bella y trabajadora ciudad de tejados rojos donde por primera vez comí mariscos de agua fría, tan diferentes a los de México y tan cercanos a los del Cantábrico.
Invitado a un Congreso estudiantil, allá por 1970, tras gozar Santiago, las tremendas movilizaciones en favor de Allende, pasé por la ciudad de clase media con su reloj de flores, que utilizó luego aquel dictadorzuelo traidor llamado, creo recordar, Augusto PInochet, para celebrar el Festival de Viña del Mar y que se concentrase ahí la atraición ideada por el “premio Nobel” Kissinger, el mismo que dió luz verde para acabar con Carrero blanco que manejaba ETA, pero que sólo el poder de los explosivos lo iban a lanzar hasta el patio del colegio de Jesuitas.
Recordaba como tras el Congreso, habia un convivió con los mineros chilenos allí en aquella ciudad pesquera, bellísima. Quizás, molestos con aquel mexicanito que no hablaba tan mal, se acercaron a la hora de la comida, con el reto: ¡¡Ey, mexicano, ¿ a que no te tomas una copa de cerveza de un trago?”. “Faltaría más…..,” respondí, cuando me trajeron una COPA DE FÚTBOL DE DOS LITROS Y MEDIO .
¡¡Gulp!!, pero el reto era el reto. Me la bebí de golpe, tras el cual mi cuerpo se desplomó en vertical. Toda la tarde en el partido entre mineros y estudiantes, la pasé tirado en una tribuna del estadio, hasta que poco a poco, aquellas esposas de mineros , horas más tarde me recuperaron.
Pero el problema es que era el orador de los estudiantes junto al de los mineros.
Medio recuperado, me acerco al micrófono donde habría 5,000 personas,……y se va la luz. El reto era mayúsculo. Pero, el nieto de Belarmino, no recuerda haber hablado mejor en su vida, a capela…..
De regresó, sugerí a dos amigos argentinos, vamos a pedirle cita a Allende, cosa casi imposible. Todavía no estaba en la Moneda sino en una casa. Al llegar, entre la gran cantidad de personas queriendo ver al primer hombre que había llegado al socialismo por las urnas, me acerque aquella compañera tan fina solicitando cita. Por supuesto era imposible, estaba preparando el gobierno de Unidad Popular.
Al día siguiente lo mismo y nada y, al siguiente observé que era un 2 de octubre, dos años tras la matanza de Tlatelolco, y me volví a acercar y al ver que la respuesta iba a ser no, se me ocurrió decirle aquella compañera. ” Lo entendemos, pero ¿ sería posible dejarle este disco sobre el Movimiento Estudiantil, por que hoy es el segundo aniversario…”.
La mujer, me dijo: Espera y se fue ala fondo de aquel pasillo oscuro, entró a un despacho, y regresó: ” Compañero Fernández , tienes suerte, ahí viene Allende”.
¡¡¡Gulp!!. Sorprendidos le pedía a uno de los compañeros que tomase una camarita que llevase y tomase la foto, cuando a lo lejos, con la categoría, su rostro sereno, sus gafas, el abrigo de siempre, se acercó Salvador Allende: ” Compañero, en que puedo servirle?. Las palabras apenas me salían, le explique el cariño de los estudiantes mexicanos, y me preguntó: ¿ Cuantos dias va a estar ?. “Mañana tengo una cita con el presidente Velasco Alvarado en Lima, pero ha sido de un enorme gusto el poder saludarlo”.
Empezaba en la vida a saber, por que, ¿ quizás los genes de Belarmino? que salía esa audacia, que nadie tomaba de mala fe.?.
¿ Cómo no recordar hoy a Chile y en particular a Valparaiso ?.