Coincido con el presidente del Gobierno en que, el famoso vídeo de las Juventudes Socialistas, es divertido. Eso, para mí, no admite dudas. Trata con estereotipos clásicos donde los jóvenes de derechas se muestran pijos de remate. Si lo hubiesen desarrollado sobre, no sé, las diferentes comunidades españolas, presentarían a: catalanes agarrados, gallegos que ni van ni vienen y, supongo, gentes de Lepe que se reivindican ante el mundo como auténticos burros de carga. Si, en cambio, la idea hubiese nacido desde el otro lado, o sea, desde Nuevas Generaciones, mostrarían a un tipo con cazadora de cuero, algún que otro piercing y pensamiento progre. Esto es, la generalización contraria. Sin embargo, ya no estoy tan de acuerdo con la segunda parte de su opinión, o sea, que refleja muy bien el espíritu de la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Nadie, pienso, puede creerse que tras recibir la materia te vuelvas de repente más culto, tolerante y tengas un espíritu constitucional más duro que el hormigón armado (como le sucede a la chica del spot, por cierto). Muchos, digo yo, no la hemos practicado en absoluto y, sin embargo, creo, asimilamos perfectamente dichos valores. Porque, vamos a ver, ¿es que acaso la asignatura transmite algo que no supiésemos ya? ¿Nos muestra quizá una nueva moral desconocida hasta ahora? Tampoco, la verdad, me parece de recibo que el responsable del vídeo diga que nadie debe sentirse aludido. Hombre, si tiras la piedra luego no escondas la mano, ¿no?