Que lo tuyo tenía enjundia. Mira que eligen tu letra en esa especie de “Operación Triunfo” que montaron los del COI y a los cinco días, los muy carcas, te la retiran de la circulación. Ellos que, con el notable propósito de que un grupo de personas en chándal lo cantasen, montaron toda esta parafernalia patriotera para un himno y, ahora, mira tú, te dejan en la ruina. No hay derecho. Porque lo tuyo, tal y como aseguraste, fue devoción. Te sentaste una tarde cualquiera, cogiste un lápiz y vino la inspiración así, de repente. Entre tu casa y la oficina del Inem en Majadahonda que por desgracia visitabas. Porque a ti, como señalaste reiteradamente en la única rueda de prensa que habías dado en tu vida, lo que te pone es la gente de la calle: el conductor de autobús, el panadero, la señora de la limpieza… Estos pijos del COI no saben lo que se pierden. ¿Qué tuvo críticas? Bueno, que se pongan ellos a componer uno a ver qué les sale. Si Gaspar Llamazares no paró de repetir que huele a Peman, ¿qué quería? ¿Qué hablases acaso del cambio climático y la deforestación del Amazonas? Si los nacionalistas criticaron que no citases la pluralidad territorial y otras zarandajas, ¿qué tenías que hacer? ¿Nombrar a las 17 autonomías una por una? Si alguno no entendía por qué cantabas a los verdes valles, ¿qué pasa? ¿No es lo más parecido a un campo de fútbol? ¿No era el jodido himno para los deportistas? Con dos cojones, sí, Paulino, con dos cojones, que lo tuyo fue amor a la patria y lo demás cuento. Que sólo pedías un trabajo por tu composición y algunos derechos de autor a cuenta del canon digital. Vaya país, Paulino, vaya país. Mira como trata a sus talentos…