Da la impresión de que en Oviedo van a otro ritmo. Esto es, que luchan por objetivos muy distintos a los de Gijón. Dicho de otra forma: mientras a 30 kilómetros dirección sur quieren ser más relevantes, aquí todavía estamos peleando para que se acaben las infraestructuras básicas. Vean si no. Esta misma semana, supimos que El Desarme ha sido declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional. Todo un espaldarazo para la popular celebración carbayona. También están en la carrera para obtener ser Capital Europea de la Cultura en 2031, algo que en nuestro trozo de paraíso natural no supimos abordar. A eso, se une que en 2024 fueron Capital Española de la Gastronomía, o que quieren optar a ser sede de la asamblea de gobernadores del Banco Centroamericano. Sin embargo, en Gijón estamos a otro rollo. Tenemos una obra de ampliación del Hospital de Cabueñes parada (desde enero de 2025), una estación intermodal con retrasos (el proyecto iba a estar listo este año, pero…), engaños como el vial de Jove (se cumplen ahora 365 días sin hacer nada) o un plan de vías que no avanza (sin diseño y con una selva urbana desde el paso que comunica con Poniente). Ya me dirán, pues, si estamos en condiciones de alcanzar las mismas metas. ¿Vamos a recibir a los participantes de cualquier evento en el apeadero de Sanz Crespo? Quizá se muestren encantados con lo primero que van a ver: el foco de miseria que se encuentra bajo el puente de Carlos Marx. Sin duda, la ciudad más poblada de Asturias y su capital están en distintas fases.
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