La ausencia de Kike Mateo parece el principal problema que tiene Preciado. En Vigo le tocó a Míchel, una elección inadecuada para esta función.
Ante la Real utilizó a Bilic, para dejar más adelantado a Hidalgo, sin que tampoco haya sido un acierto.
El míster hizo varias pruebas, pero no acaba de encontrar lo que quiere, porque Omar, que puede ser una solución adecuada, lo prefiere para darle entrada en los partidos como revulsivo. Es como considera que le saca mejor rendimiento. Se vio en Balaídos.
En este foro se ha sugerido a De Lucas para hacer esa función. El ilicitano cuenta muy poco para el entrenador, tal vez porque esta temporada se descubrió sólo como pivote, puesto que es el más poblado de la plantilla. Desde Albacete, sólo intervino en la fase final de la visita del Hércules.
La incógnita es si De Lucas puede hacer esa función, que ya desarrolló en otras ocasiones. Condiciones las tiene, por lo menos para cubrir una situación como la del pasado domingo en Vigo. También para ser el organizador que le falta al equipo, pero Preciado no demuestra tener confianza en sus posibilidades, lo que hará que para la próxima temporada medite su futuro fuera del Sporting.
Tal vez pese en su contra que es un futbolista en cierto modo anárquico. En el cuadro técnico parece que se le tiene un concepto de jugador irregular en la disciplina táctica, sin mantener un tono de agresividad con cierta continuidad en los partidos. Sin continuidad es más complicado convencer a los entrenadores.
Otra opción puede ser Luis Morán, desplazado a la banda la pasada temporada, pero con condiciones de delantero trabajador como segunda punta, si bien también necesita tener más continuidad en el juego, según los técnicos.
Mientras no esté disponible Kike Mateo, el debate del puesto de enganche estará en los comentarios de los aficionados, con opiniones para todos los gustos y una conclusión generalizada: El sábado hay que ganar al Nástic. ¿Cómo? Ese es un problema que deben solucionar Preciado y los artistas. Y un factor importante es no tener desenganchado al enganche entre un centro del campo que no es creativo y Bilic, esperemos, un delantero que espera servicios para rematar.