Málaga se viste de gala para recibir al Sporting. Los malaguistas quieren ascender como sea y para eso preparan el partido contra los rojiblancos, con un ambiente ensordecedor y presiónate, con la intención de asustar y amedrentar a los chicos de Preciado, que van a tener que luchar contra el viento y la marea.

Puede ser el encuentro más complicado, aunque luego habrá que viajar a Tenerife y Castellón, ahora en la pelea del ascenso, o Cádiz, que también se distingue por tener un campo en el que las gradas influyen lo suyo. No hay que olvidar Vitoria, donde la amenaza de descenso puede tenerla el Alavés. Por cierto, ya suena que en Mendizorroza, las localidades se fijarán en torno a 60 euros, precio único, para la afición rojiblanca. Está visto que no somos simpáticos en el País Vasco. Ya pasó en Eibar.

Preciado hizo pruebas, pero las preparó para despistar. Sabía que Muñiz tenía espías en Mareo. El entrenador del Málaga tuvo una salida extraña de Mareo, por diferencias con Emilio de Dios. Fue algo extraño, porque el técnico gijonés que dirige al segundo clasificado es una buena persona y un hombre de fútbol, muy aprovechable. Aquí no lo quisieron. Por cierto, el informador de Muñiz quedó descubierto. Eso dicen en la planta noble.

El caso es que hay que ganar en La Rosaleda, con demasiados condicionantes adversos, entre el rival y el ambiente. Kike Mateo estará en el segundo tiempo, con Míchel en una labor de contención que dejará lejano a Bilic. No sé si Cámara será titular. El chaval se extrañó, porque no lo entrenó durante la semana. Ni un momento. Si todo lo ensayado vale para ganar, fenomenal. Tampoco para el Málaga va a ser fácil.

PD.: En el Málaga hay cinco asturianos. Uno de ellos es Gerardo, que aparece en la foto junto a Iván Hernández y Baha, de la primera vuelta, en su debut, que fue en Gijón. Está mosqueado porque en el Sporting no se le quiso. Debería pensar que una persona, que fue la que tomó la decisión de prescindir de sus servicios, no es el club, como para esperar este encuentro como una revancha.