El Sporting recibía al Sevilla Atlético con la necesidad de ganar, después de una semana en la que las deficiencias defensivas tuvieron una gran trascendencia. La derrota de Málaga había tenido secuelas.
La lección de La Rosaleda quedó aprendida. Si el triunfo tiene un gran valor, sobre todo por la derrota del Elche y el empate de la Real, la actuación en sí del equipo de Preciado ofreció algunos detalles que merecen la pena ser destacados. La concentración defensiva, el sentido de la anticipación y la intensidad en el juego. Si a esto sumamos que tenemos un Kike Mateo que marca las diferencias, se puede pensar que este año sí que va a ser.
Me gustaron los centrales, con un Jorge espléndido y un Iván Hernández autoritario. Veo a Míchel como al principio de la temporada. Me lo anticipó Gerardo Ruiz hace dos semanas. Pedro estuvo fenomenal. Creo que fue su mejor partido desde que subió al primer equipo. Diego Castro hace cosas que merecen la pena ir a El Molinón para deleitarse.
Hoy toca alegría y celebrar la victoria ante un equipo joven, bisoño, pero con calidad. Es el mismo que en otros campos sacó resultados positivos. Hasta este encuentro, no le había marcado cuatro goles en un partido. Sólo tres. Fueron el Málaga y el Sporting.
Y después de la celebración, hablaremos de Cádiz. Hace falta ganar. O, por lo menos, no perder. Pero, lo dicho, vamos a celebrarlo y a paladearlo. El triunfo y el que el equipo de Preciado ya sea, en solitario, el más realizador de Segunda.
PD.: Otro éxito es la racha del Sporting B. Va a meterse en la liguilla. No estaría mal que subieran los Acebal Boys y se quedaran en Tercera, para reforzar el fútbol asturiano, los chicos de Carrasco. Todo puede suceder.