Llega el Nástic. Está en zona de descenso. Me cuentan desde Tarragona que el conjunto que ahora entrena César Ferrando está desconjuntado, roto, anímicamente afectado y no sé cuantas cosas negativas más.
Pues desconfío más aún, porque es imposible que un equipo con jugadores como Jandro, Maldonado, Calle, Tortolero, Abel Buades, Campano y otros tanto más, con experiencia de Primera en la mayoría, puedan estar tan mal. Es evidente que algo tiene que fallar en Tarragona, pero es un equipo con capacidad para reaccionar en cualquier momento. Y ya sabemos lo que le pasa al Sporting en El Molinón.
Por eso el sábado es necesario llenar el campo. Aburrir con silbidos a los rivales cuando tengan la posesión del balón. Es preciso que El Molinón sea una olla a presión, con el famoso espíritu de Numancia. Como dice Bilic, la grada no marca los goles, pero ayuda un montón. Los tres puntos del sábado tampoco son clave, porque no deciden el ascenso, pero servirán para mantener la diferencia actual, como mínimo, con la Real y el Elche.
Tengo recelo del colegiado. Es el que arbitró en la campaña pasada en Valladolid, donde emuló al más puro Rodado. Creo que hasta lo superó. El domingo salió con las orejas calientes de Anoeta. A ver si el sábado sale feliz de El Molinón, o sea, que no se note que hubo árbitro. Lo veo difícil, porque es de los protagonistas. El resto saldremos felices con un triunfo gijonés. La fórmula para lograrlo debe ponerla Preciado.
PD: Genial la noticia del acuerdo del Oviedo con la República Dominicana, país exportador de bellezas para locales con bombillas verdes, lilas y amarillas, si son republicanos, o amarillas y rojas, si son nacionalistas. Hacer una opa futbolística con un equipo llamado Sporting para llamarlo Oviedo también es de genios. Sólo falta que el Real Oviedo, el de verdad, quede a jugar la Liga dominicana, de alto standing. Desde aquí animo a don Alberto y a don José Ramón. Y a don Rómulo y a don Remo. Debe ser una delicia ver los partidos en los palcos vestidos de caribeños. Pero, antes, que se acuerden de pagar los 9.000 euros que le deben al Sporting, al de verdad, al que no pueden comprar, ni lanzar una opa, aunque sea con ‘belarminos’. Que por mucho que haya anunciado el pago el señor Bances, sigue de moroso. Por cierto, el pago debe ser en euros, no en especias. Más que nada por aquello de las costumbres, que nos conocemos todos.